POLA THRACE • ¿El glam funciona sin la brillantina?
No todos los artistas ni todos los géneros envejecen dignamente, como probablemente le está sucediendo al glam, a través del nuevo disco de Bryan Ferry. Sin ser esta una mala entrega, a este trabajo le falta la brillantina y a su autor los trajes estrafalarios que lo acompañaban cuando lo escuchamos por primera vez.
“Lost” resulta a la vez familiar y extraño. Mientras que el coro podría pasar por un sampleo de Avalon (disco emblemático de la extinta banda Roxy Music) con su sonido abstracto y casi aéreo característico del glam, la percusión marca un ritmo poco convencional que sin embargo logra sonar tan elegante como todo lo que Ferry ha hecho siempre.
“Midnight Train” retoma esta percusión e integra además los sonidos con que suele firmar el cantante: sintetizadores atmosféricos, riffs de guitarra muy funky que vienen y van, y la voz que susurra y seduce. Pero más allá de estos dos tracks, Ferry parece caer presa de su propio estilo. El romance de las letras, incluso de temas en los que uno no se lo esperaría como “One Night Stand” es difícil de tragar sin agua y “Send the Clowns” es todavía más melosa.
Fuera de eso, algunos momentos recuerdan de buena forma los mejores álbumes de Roxy Music. Quizá Avonmore no sea un disco que haya que dejar pasar, pero es un hecho que al escucharlo nos recuerda lo anacrónico que a veces puede llegar a ser el llamado glam rock.
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