ESTEBAN CISNEROS
Era cuestión de tiempo (aunque en qué caso no lo es)…
Lo que hoy se oficializó significará algo y no sé qué: un mirar hacia atrás (que a veces es necesario) o el “a lo que vendrá” definitivo en nuestro errático rock latinoamericano. Ojalá fuese lo primero para hacer lo segundo.
Quién de nosotros no creció con alguna canción de este sujeto, nos guste o no. Yo no fui un gran seguidor, pero me emocioné con Bocanada y algunas de las mejores tardes de cruzar la frontera entre ser un zagalillo y un jovenzuelo confundido y rijoso estuvieron acompañadas de ese disco y del plugged que grabó Soda Stereo para la MTV de entonces.
Hoy toca recordar también a Eva. Es la primera vez que escribo de ella en cualquier lugar. Ella fue mi amiga, de las mejores. Estuvo allí en años definitivamente formativos. Luego se fue de la ciudad. Antes, me pidió que cantara. Yo no quería hacerlo. Comenzaba a aprender a tocar la guitarra pero no confiaba en mi voz quebradiza –aún es así, a veces.
Pero Eva, con su cabello largo y sus ojos de panda, me obligó a que le cantara una canción. No recuerdo cuál. Cuando terminé, empapado de sudor, ella me dijo: “No suenas mal. Es como un Cerati ahogado. Desahógalo.” Mentía, por supuesto. Está claro que no quería imitarlo y, de hecho, es evidente que mi voz no se parece en nada a la que sale de esos discos que se hacen viejos a partir de hoy. Pero nunca olvidé eso. Y, de a poco, tomé confianza para cantar.
Eva se fue de la ciudad y ya no la vi más: se suicidó en 2009. Hoy, al confirmarse la muerte de Cerati, me acordé de Eva y casi me doblo. Y recordé que a ella sí que le gustaba Soda Stereo, que Gustavo estaba en su pequeño panteón de estrellas del rock. Y que me dijo aquello para hacerme cantar y se la debo.
Chau, a ambos. Puto tiempo, puta vida.
C/S.
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[…] un “no-músico” que se ha dedicado mayormente a la electrónica, aunque su amistad con Gustavo Cerati lo llevó a participar de varios proyectos del recién fallecido […]