ESTEBAN CISNEROS • Un sujeto y su camioneta-instrumento merodean por las calles ofreciendo canciones a cambio de propinas.
Todo comienza como en una historia de Bukowski: un accidente raro en bicicleta, confusión y alcohol, una huida intempestiva de San Francisco a Los Ángeles, dejando atrás una mujer, un empleo, una vida. Luego, merodear por callejones secundarios, dormir en basureros.
Nuestro personaje tiene un título académico, libros publicados, ha sido miembro del legendario grupo indie Silver Jews y, sin embargo, ahí está, con su bastón y no mucho más, buscando “La Próxima Cosa Grande”.
Después es como si Jim Dodge tomase el relevo de la pluma y le escribiera un argumento de redención a la historia con dos elementos extra: una Ford Econoline 1980 y un piano rehabilitado. Ahí nace el segundo personaje: un mutante amigable llamado Piano Van, parte vehículo (y casa), parte instrumento musical (y casa).
El sujeto del bastón es Chris Stroffolino. Y la historia ahora parece narrada por Tibor Fischer: Stroffolino y Piano Van merodean por Los Ángeles aceptando propinas a cambio de canciones. La portezuela de la Econoline anuncia con orgullo: “Indie, Punk, Motown, Brill Building and Velvets”. El sonido errabundo de hombre y mutante calma bestias en una ciudad llena de bestias: demonios propios y ajenos sólo pueden ser apaciguados por los acordes y las palabras de “Lisa Says”, los Kinks o Burt Bacharach. El mundo vuelve a tener sentido.
Pero estamos en el siglo XXI y la historia, inevitablemente, se tuerce así: un día Stroffolino y Piano Van son descubiertos por un sujeto que porta un iPhone. Les graba. Les sube a la red. Se enamora por completo del sonido y de la historia del tipo. Y resulta que el fulano del iPhone es –de todos los fulanos en el mundo– Jeff Feuerzeig, director de The Devil and Daniel Johnston, ese grandísimo documental sobre el músico más extraño del mundo. El mundo es raro.
Por lo pronto, Stroffolino y Piano Van siguen yendo y viniendo en Eléi. Aunque sus vídeos de YouTube no amenazan con convertirse en fenómeno viral, serán un hallazgo para las almas curiosas. Ya se cocina un álbum completo (cuyo título sería The Piano Van Sessions) y algunos adelantos pueden escucharse en su sitio oficial.
La historia no ha terminado, así que hay que seguirles la pista a nuestros personajes. El relevo de pluma lo podría tomar cualquiera. Esto puede ponerse mejor.
C/S.
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