MARÍA MERIOMA • Letras simples pero no fáciles. Dulzura que no empalaga.
Tortel es una sola persona acompañada por músicos que lo arropan de una forma excelente; entre ellos Pau Roca o Jordi Sapena (La Habitación Roja), Joaquín Pascual (Surfin Bichos, Mercromina) o Abraham Boba.
El nombre de Tórtel le viene a Jorge Pérez de la infancia y así ha decidido conservarse, con la ilusión de quien va descubriendo nuevas cosas a su paso.
Activo desde hace veinte años en la música, la carrera de filología que cursó lo invitó a explorar más a fondo “la barrera entre lo real y lo falso”. Tal vez por eso mantiene un sonido naif que maduran los músicos que le acompañan. Con él, se escuchan melodías alegres que descubren letras personales.
Su primer trabajo Lugar Nuevo (2009) con el que consiguió entrar en la lista de finalistas con “Rostro Pálido” como mejor canción del año en Premios de la Música Independiente (UFI).
Así como en este reporte se ha recomendado lo más ácido que puede llegarle al corazón, también es bueno recordar esa parte suave que puede hablar de durezas de la vida con un toque de esperanza.
Tórtel viene para alegrarnos o movernos a un compás más suave y con sentimientos positivos; y es que por más dolorosa que sea la vida, siempre hay un consuelo. Letras simples pero no fáciles. Cosas que cualquiera quisiera decir pero no siempre encuentra cómo, Tórtel nos las da con rimas o sin ellas pero en un sonido claro que ilumina cada una de sus palabras. Dulzura que no empalaga.
Suena a lo más naif de Ben Howard, llenándote el corazón de cierta esperanza inexplicable. En su segundo trabajo Entusiasmo (2012) lo hizo con aires azul marino-verde agua… y con la luz del Mediterráneo.
El próximo 25 de febrero sale a la venta su más reciente trabajo La Gran Prueba, que trae un sonido distinto; puede que más maduro o trabajado, aunque permanece inmerso en la fantasía de la que a veces sale para esconderse en la realidad.
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