MARÍA MERIOMA
Mi primer encuentro con Laibach fue un verano madrileño en la sala Copérnico, hará diez años o casi. Me emocionaron tanto como me confundieron; música y estética eran algo entremezclado, contradictorio y beligerante. Digno de estar en una lista de reproducción especial y en una cita marcada cada que fuera posible.
Es difícil encontrarlos, por lo que no he vuelto a coincidir con ellos en las ciudades por las que paso. Algo así de complicado puede ser Also Sprach Zaratustra si se escucha completo. Para comenzar, lo culturalmente recomendable es conocer esta obra de Nietzsche, considerada su obra maestra, ya que Laibach hace una reinterpretación de la música compuesta para la puesta en escena de la obra del filósofo.
A partir de ese punto, la composición musical que le ha dado Laibach al mundo del ermitaño de Nietzche es exacta; a quienes estudiamos con atención esa parte de la filosofía aporta un nuevo sentido sonoro que a oscuras y a todo volumen se entiende mejor.
Also Sprach Zaratustra no es el mundo más duro rítmicamente hablando de Laibach pero sí uno de los más profundos y psicóticos. El primer encuentro sinfónico emociona, evoca cierta esperanza que contrasta con el industrial crudo al que da paso en “Ein Untergang”, que se oscurece a la voz de Milan Fras que parece ser el profeta Nietzcheano.
Una parte de este LP expresa la bondad y otro la maldad en la que se encuentra envuelto el desarrollo filosófico de Zaratustra, sólo que Laibach lo lleva a la realidad, pasa de pequeños sonidos brillantes a oscuros crujidos en un breve lapso, en el mismo tema o une el sonido de cómo se afilan cuchillos con atmósferas más etéreas que invitarían a todo menos a la violencia en “Von Gipfel Zu Gipfel”.
Si en sus anteriores trabajos se han dado gusto recreando verbal, vocal, sonora y gráficamente la belleza y especialmente la guerra, en este disco no tienen piedad. Temas como “Das Nachtlied I” comienzan verbalmente a sumergirnos en la guerra, hasta que llega el cierre con “Von Den Drei Verwandulgen” que es el caos; una pieza completamente enloquecedora con efectos sonoros perfectamente encajados a modo de una cruda electrónica industrial.
Suelo terminar mis reseñas diciendo para quién sería recomendable el álbum y para quién no. Hoy no lo sé, pues es un disco adorablemente complicado. Puede que le guste mucho a alguien que no tenga interés en la música pero sí en la filosofía, o a los amantes de la música conceptual que debido a esto corran a la biblioteca a leer o releer.
O bien a personas a las que, como a mí, les gusta Laibach y sientan apasionante esta nueva interpretación del mundo, ya que ellos no crean universos, pues les basta con el material que les da la realidad como concepto.