ESTEBAN CISNEROS
La escena sixties y psicodélica de la Ciudad de México lleva años haciéndose fuerte bajo tierra. En fiestas, tocadas y pequeños festivales se ha podido ver que, más allá del reciclaje y siempre que la actitud es propositiva y alejada de purismos carcas, han surgido ofertas musicales de calidad probada para un público cada vez más (y a veces mejor) informado que demanda the real deal o lo que más se le parezca. Viv and the Sect lleva ya un rato haciendo bulla en esos lares y todo indica que lo bueno apenas comienza.
Viv and the Sect surgió, como grupo, en octubre de 2012. Lo que inició como un rato de desahogo para cuatro mendas vía jam sessions de versiones de R&B y garaje sesentero (The Downliners Sect, The Sect, The Pretty Things, The Crawdaddys) culminó en un grupo consolidado en la escena underground de la Ciudad de México que ya trae su primer LP bajo el brazo: This Will Pass, editado en vinilo por Get Hip Recordings.
La cópula del R&B tocado por chicos blancos con traje a la medida y la lisergia de garaje empantanado de caserío suburbano gringo de mediados de los 60 suele regalarnos grupos que, a pesar de hacer un ruido reconocible y una estética que se mide siempre con el mismo cartabón, resulta refrescante por alguna razón.
Será su ritmo chulesco y belicoso, su vigor que es al mismo tiempo ingenuo y versado, clásico y de avanzada, su estrépito que parece proclamar que nada hay más importante que esto.
Su nostalgia idealista por los Años Gualdos Del Gran Ruido, cuando se manifiesta inspirada, puede generar canciones y discos importantes. Es una música que aún tiene cosas que decir y que, como se ha visto en sus muchos revivals, suele ser elocuente.
Viv and the Sect hacen gran ruido. En vivo, son impecables. Lo supo Hugo Quezada (Robota), quien de inmediato les propuso grabar un disco. Lo supo Gregg Kostelich, guitarrista de The Cynics y fundador de Get Hip Recordings, durante la gira de su grupo en México en 2014, quedó aturdido por la calidad del grupo y, exultante, les fichó para su cada vez más legendario sello, lo que no es poca cosa.
Tras una larga espera, por fin está a la venta This Will Pass, surgido de las sesiones de grabación en los estudios Progreso Nacional, de Quezada: camaradería, cerveza, pedales de fuzz, discos de Love y de los Sonics, uno que otro porro y camisas de paramecios se conjuntaron en un coctel que resultó un debut soñado.
De “Bleserone” a “Scummy Moon”, el LP está compuesto por diez flamantes (y brillantes) nuggets para las nuevas generaciones. La masterización corrió a cargo de Jim Diamond (bajista de The Dirtbombs e ingeniero de los primeros discos de The White Stripes) y aunque es posible que haya quitado un poco del pringue cáustico que distingue al grupo en concierto, siendo optimistas podría resultar un nuevo canon sónico para el garaje mexicano que vendrá.
A estos cuatro mendas hay que mantenerlos dentro del radar, que este LP podría ser el primero de una dilatada y feraz trayectoria, así como una referencia a futuro para nuevos grupos que más allá del reciclaje y los purismos, harán su propio ruido y, con suerte, lo dejarán plasmado en disco para dejar constancia de su genio.
Viv and the Sect también canta en español. Puede escucharse más en su Bandcamp:
C/S.
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