JOSÉ A. RUEDA
FOTO: Facebook
Extremeños afincados en Barcelona que dicen hacer un estilo denominado “porc”. Con esta definición, los primeros que se me vienen a la cabeza son Estopa, icono lolailo del Siglo XXI, que en 2001 editaron Destrangis, con un puerco protagonizando la portada. Pero no hemos venido aquí a hablar de mainstream.
Xoxé, Leli, Rafael y Mariana forman Los Ganglios y, aunque suenen desconcertantes, mentiríamos si dijéramos que su música es inclasificable. Su rollo no nos es para nada desconocido. Se ha hecho antes y se definiría como piruleta pop de corte electrónico. Una gran sarta de bandas españolas lo ha venido practicando hasta nuestros días, véanse Hidrogenesse, Putilatex, Chico y Chica, L-Kan, La Monja Enana y el Supergrupo creado por estos dos últimos junto a los veteranos Aviador Dro, los inventores de este subgénero.
Pero el punto diferencial de Los Ganglios viene –e insistimos– de su lugar de origen (Montijo, provincia de Badajoz) sumado a su ciudad de residencia (la muy hipster Barcelona). Se mezclan, pues, la infinita modernidad que proporciona la Ciudad Condal (ahí está el synth-pop extravagante de Joe Crepúsculo o el de los mencionados Hidrogenesse) y el profundo ruralismo de Extremadura, tierra romántica que ha simbolizado la España más oscura de los últimos cien años (desde la crudeza de Las Hurdes hasta las historias literarias de La Familia de Pascual Duarte y Los Santos Inocentes).
De esta ambivalencia resulta el peculiar gamberrismo friki de Los Ganglios, que se distingue del de bandas afines por menos urbano y más pueblerino. Como si se tratara de una especie de tecno-pop rural (para más señas, la pastoril Lorena Álvarez colabora en “Al final”).
Así pues, la pérdida de complejos en Los Ganglios se eleva al máximo, usando sin miedo el acento extremeño (aunque se cuela el catalán en “Aerobic El Drac”), abusando del auto-tune si es necesario (“Gafas de aluminio”, “En Noruega”) y rememorando las melodías petardas del bakalao (“El subiduki”, “Nubes de Cianuro”), aquel movimiento techno de baja calidad que triunfó en el levante español durante los noventa.
Hasta el momento, tres discos de Los Ganglios han sacudido el panorama underground peninsular: Cataclismo Electoral (2011), La Guapa y Los Ninjas (2012) y Lubricante (2014). Los dos últimos, editados por Gor Discos.
Zambullirse en ellos suscitará amor u odio. O las dos cosas, según la ocasión. Pero una vez los escuches, no podrás quitártelos de la cabeza.
–