ENVIADO: ARTURO URIZA
FOTOS: OCESA / CESAR VICUÑA, RAÚL KIGRA, LULÚ URDAPILLETA Y JOSÉ JORGE CARREÓN
Cada año, cuando voy a estos festivales recuerdo que ya no soy tan joven, y que en verdad estas son cosas para gente que está en los primeros veintes o menos. Tal vez estoy exagerando, pero en especial este año sentí que no sólo me cansé de más, sino que también, muchas de las cosas que se presentaron eran para gente muy joven (claro, fuera de los infaltables actos de “nostalgia”).
Así llegué el sábado poco antes de las tres, y en el escenario Corona sonaba Alvvays, quienes no llamaron mi atención en lo más mínimo, así que decidí quedarme en el escenario de enfrente donde se presentaría DIIV, quienes en efecto salieron unos veinte minutos después. El acto comenzó un poco flojo, sin embargo debo decir que ese escenario en específico sonaba muy bien y estaba bastante cómodo.
En general, este año el audio ha estado mejor que en ediciones anteriores, de hecho no encontré alguna falla en todos los actos que vi, que fueron varios, cosa que agradezco bastante porque hace unos años me arruinaron el show de The Walkmen. A Benjamin Booker lo vi un día antes en una presentación acústica donde también tocó Mew, a propósito del aniversario de Reactor, y en la que por poco me duermo, así que ambas bandas ya estaban tachadas de la lista. Halsey es precisamente uno de esos actos con los que ya no empato, y a pesar de dedicarle unos minutos preferí ir a recorrer el festival en busca de otra cosa, la cual por cierto no encontré a esa hora, todos eran actos bastante lánguidos.
Eso cambió hasta que dieron las 6 PM y volví al Corona Light, donde empezarían The Psychedelic Furs… ¿Será que en verdad ya estoy viejito? No creo, pero definitivamente los que rodeaban aquel escenario se veían en otro asunto, no era el público regular del Corona y yo me sentía tranquilo de no tener que compartir tremenda banda con púberes ebrios (quienes ya me han arruinado un par de buenas bandas en festivales).
Así, los Psychedelic salieron a dar la primera gran muestra de cómo se toma un escenario. Finos, con muchas reminiscencia a los ochenta pero con un sonido aún fresco. Dentro de los hits como “Heartbreak Beat” y “Love My Way” hubo otras cuantas rolas que hicieron justicia a su fama.
Father John Misty estaba en el escenario siguiente y por curiosidad quería ver de qué trataba todo el hype. Sé que lo aman y que es un frontman que se ha ganado una reputación fuerte en estos años. No creo para nada que estuviera mal, e incluso debo mencionar que sus músicos eran una cosa fabulosa, pero no le terminé de creer todo el acto, entre el lucir como Jim Morrison en sus últimos años y tirarse en el escenario a mitad de las baladas, hay algo que no sentí natural, por lo que era momento de ir a ver a Death From Above 1979.
Había escuchado comentarios divididos sobre este dúo, y tenía mis dudas, que por supuesto tenía que aclarar. Primeros minutos y un estruendoso bajo distorsionado hasta el tope arrancaba la poderosa presentación de estos dance punkers, que en esos momentos sonaban mucho más a una banda de noise que de otra cosa. Era ridículo lo fuerte que estaban tocando. Hubo poca interacción con el público, pero puedo asegurar que todos los que los vieron quedaron boquiabiertos tal como yo. Algunos hits de su primer disco, algunas rolas del nuevo álbum; por momentos costaba trabajo reconocerlas, sonaban furiosas y excepcionalmente rápidas. Por su culpa sigo un poco sordo.
Run The Jewels estaba en la carpa de Claro Música, y aunque sólo alcancé a escuchar unas cuatro canciones definitivamente se veía que estaban en su punto. La gente estaba en la palma de su mano, y me molestó un poco que se hayan encimado estos actos y que no hubiera podido ver completo el show de estos raperos. Ni modo.
Luego The Libertines, a quienes jamás les he profesado ningún tipo de admiración, serían los encargados de cerrar otro escenario, y con mucha duda me acerqué a ver lo que sería una de las cosas más divertidas del día. Pete Doherty sigue teniendo cierto encanto en el escenario y Carl Barat dirige muy bien a la banda.
Entre el desenfado de la guitarra rasgueadora de Doherty, un bajo preciso, la batería simplista y el talento de Barat, se puede percibir una banda con mucha personalidad, con mucha alma aún, y un puñado de buenas canciones más inglesas que la reina y más adolescentes que las ganas de desafiar a tus padres.
Por su parte, Beirut estaba en el Corona Light donde alcancé a ver unas de sus últimas canciones y sólo puedo agregar que qué belleza.
El domingo parecía tener la misma dinámica del día anterior: un montón de bandas jóvenes intrascendentes, una banda o dos de nostalgia y los actos principales llenadores. Precisamente así fue, vi a Milo Greene, The Griswolds, Sohn y Circa Waves, todos sin pena ni gloria, unos más otros menos, pero al final nada que valiera la pena comentar, puro relleno.
Lo que sí me gustó fue el show de Shamir, un chico negro bastante joven que rescata perfectamente el sonido del house clásico, lo mezcla con un pop bastante simpático y una voz exageradamente aguda.
No sé quién decidió que The Charlatans era una buena idea para este festival, pero claro que eran buena idea. Una banda de ultra culto como ellos merecía reconocimiento. Un perfecto ejemplar del sonido de Inglaterra a finales de los ochenta y primeros noventa que aún sigue importando, perfecta para los fans de The Stone Roses, lo primero del día que me haría bailar.
Poco después, Spoon empezaría un muy buen set en el escenario Corona, y estuvieron precisos, con un set fino, y con clásicos como “I Turn My Camera On”, “The Way We Get By” y hasta un cover a “TV Set”, de The Cramps.
Y luego llegó a lo que yo iba: Primal Scream. “2013” fue la primera en sonar, y Bobby Gillespie con toda su actitud de rockstar salió a dar una clase de finura y rock and roll. “Accelerator”, “Kill All Hippies”, “Swastika Eyes”, “Loaded”, “Country Girl”, “Movin’ On Up” y “Rocks”, entre otras cuantas sirvieron para dejarnos deseando más, después de un set corto, de solo una hora, que si bien fue fascinante, sí pudo haber sido más largo.
Era momento de ver a Pixies, quienes a pesar de que ya habían venido una vez a este festival, la gente estaba esperando que comenzaran desde varios minutos antes. “Gouge Away” fue la primera canción en sonar, de lo que sería un set bastante particular que incluiría canciones poco conocidas como “Havalina” y “Velouria”, y que dejaría De lado otras tantas clásicas que siempre se le piden a la banda, como “Here Comes Your Man”. Esto contrario a lo que se puede creer, fue muy buena idea por parte de Black Francis y compañía: ofrecer un concierto totalmente diferente al de hace unos años se agradece.
Con los pies molidos y pocos ánimos de escuchar más EDM, era momento de la retirada de un festival que es satisfactorio, pero que al fina siempre me deja pensando que podría estar mucho mejor curado.
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