Cinco caminos musicales que podría tomar el productor.
SAMUEL VALDÉS LÓPEZ
Tenía que pasar. Alguien se gana un premio y le caen tributos, ataques y hasta memes.
Pharrell Williams, ahora condecorado por los no tan congraciados Grammys y paseándose con el sombrero de Dudley Do Right ya está en el radar de los que casi no se meten en esta selva que llamamos melomanía. Ya hasta cuando la tía abuela tararea “Get Lucky” y “Happy”, sabes que el artista se brincó la brecha generacional.
De sus humildes inicios en Surrounded by Idiots con el ahora también milusos Timbaland, Pharrell ya tiene su carrera más que destazada y analizada por todos los medios que nos dedicamos a estos efluyentes. A nadie le sorprendió que “Happy” estuviera nominada al Óscar como Mejor Canción, más con el conocimiento de que su nuevo disco, G I R L (Columbia Records/Sony Music) salía el día después la 86va. Ceremonia Anual de los Premios de la Academia.
En fin, colaboraciones por doquier, algunas memorables, otras un poco cuestionables (“Blurred Lines” – al carajo contigo, Robin Thicke). Para alguien que ya ha estado tanto detrás de la consola como en el escenario y hasta haciendo canciones para películas familiares.
¿Y ahora qué sigue? Aquí les presentamos cinco posibilidades:
1. Producción en rock
Pharrell ya ha forjado un nombre en el área del género urbano y del pop. Teniendo en cuenta que las modas se repiten cada veinte años, un resurgimiento de rap rock no queda descartado, como vimos con la reciente colaboración de Kendrick Lamarr con Imagine Dragons. Tal vez el toque de Pharrell pueda mejorar lo que pudo haber sido un género fuerte pero que tropezó un poco. Experiencia en rock la tiene y para muestra el primer disco de N.E.R.D., que fue un oasis de rock en un tiempo en que el género estaba menguante.
2. Soundtracks
La pequeña participación como baterista de sesión con Hans Zimmer en el soundtrack de Man of Steel y “Happy” (la canción bendita con el don de la ubiquidad) ya son el pie en la puerta del productor. Probablemente no sean las únicas participaciones que tenga en bandas sonoras y si se aventara algo como lo que hicieron los Dust Brothers con el tremendo soundtrack de Fight Club, tal vez con el apoyo de Timbaland, podría crear algo memorable.
3. Musicales
Outkast lo intentó y falló con la crítica y con el público cuando sacaron Idlewild. Con los conectes que tiene Mr. Williams ahora, es posible que se aventara al ruedo con uno de este género. Hey, Broadway parece estar aperrado de los ahora infames jukebox musicals (Mamma Mia!, Rock of Ages) y teniendo en cuenta la discografía de Pharrell Williams, se podría aventar uno. Vamos, ya hasta The Dresden Dolls tuvo su musical.
4. Dream rap
De reciente denominación, el género combina las reverberaciones del chillwave con los flows, dimes y diretes del rap al puro microfonazo. Apuesto dos viniles a que Pharrell ya escuchó esta colaboración de Goldlink con Galimatias y Joppe y anda viendo a quién se agarra. ¿Les sorprendería un dueto con James Blake o Neon Indian? A mí ya no.
5. Rap acústico
El género que el tristemente ignorado Everlast ha estado practicando por un rato y que muchos han atajado en Youtube, ofrece un toque fresco tanto a los desenchufados como a los que derraman lírica. Podríamos sacudir el folk con un poco de rap, tomando la ruta que trazó el propio Everlast el año pasado, cuando sacó un disco (con gira) totalmente en ese formato.
La sobreexposición va a ser el mayor peso que tenga que llevar Pharrell Williams en su carrera en este momento y posiblemente por los siguientes tres años. Habrá muchas críticas fuertes, algunas justas y otras alimentadas por el hartazgo.
Talento tiene, diversidad también; nada más que se acuerde del gran consejo de Ice Cube: Check yo’self, before you break yourself.
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