ALEJANDRA HERRERA
Alexandre Desplat, quien ya tiene una sólida carrera en el ámbito cinematográfico, demuestra una vez más su versatilidad como compositor con el score para la película The Grand Budapest Hotel, pues en esta ocasión entrega temas adecuados para un filme que recrea la vida en la Europa Central durante la primera mitad del Siglo XX.
La banda sonora está dotada de piezas en las que se resalta lo clásico y tradicional: los instrumentos de cuerda son los que brindan identidad al filme, pues cada uno de los tracks se escucha idóneo y contundente para otorgarle más sentido a las escenas de la cinta.
De hecho, por la manera en que compone Desplat, estos temas se escuchan contemporáneos durante algunos momentos, aunque lo que se quiera resaltar sea el sonido clásico-tradicional de aquella época y región.
El propio compositor asegura que intentó “capturar los sonidos de la Europa Central que hay en nuestro subconsciente, desde el címbalo moldavo hasta las trompas alpinas, así como los cantos tiroleses y gregorianos y el sonido de la balalaika, en una mezcla que puede resultar conmovedora, evocadora y divertida”. Y puntualiza: “Utilizamos el mismo vocabulario musical que emplearía una orquesta clásica, pero el sonido es muy diferente”.
En el disco hay tracks más dinámicos que otros y en algunos se percibe demasiada similitud; sin embargo, en las películas un leitmotiv audiovisual es imprescindible para que el público entienda la historia y se sienta atraído por descubrir el desenlace.
Tracks destacados: “Daylight Express To Lutz”, “Schloss Lutz Overture”, “The Linden Tree” y “The Cold-Blooded Murder Of Deputy Vilmos Kovacs”.
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[…] suspenso y peligro requieren de cierto énfasis en el sonido clásico, algo que Alexandre Desplat logra en este […]