MARÍA MERIOMA • Todo sobre la lluvia y las actuaciones de Lily Allen, Bastille, Depedro y Bonobo en este día del festival.
FOTOS: balazsmohai, Bence Szemerey, María Merioma
Por las mañanas en Sziget se puede hacer yoga, Tai Chi, recibir un masaje tailandés o ir a la ya comentada playa. Duerme el que quiere (o el que puede o realmente lo necesita). Mi idea inicial para el jueves era comenzar con las clases de yoga que hay en una carpa con distintas actividades al lado de la zona de encuentro para europeos, pero desde la madrugada comenzó a llover en Budapest y duró tanto como para calificar toda la jornada como lluviosa.
A pesar de esto, ayer se colgó el cartel de sold out en las taquillas del festival para los boletos de día que son los únicos disponibles. Además de la lluvia, la temperatura bajó y moverse por la isla, para muchos, se convirtió en una lucha por encontrar un hueco disponible entre los pocos lugares cubiertos. Para otros fue momento de ensuciarse en el lodo y tirarse por laderas y caminos o chapotear en los charcos.
De cualquier manera el clima no ayudó a los locales que abrieron el escenario principal ayer: Mary PopKids, quienes tuvieron algo de público pero hubiesen podido atraer a mucha más gente, son un grupo que suena bien, aunque tiene ese desafortunado nombre y un concepto medio infantil nunca encajaría al lado de la boyband de turno o cualquier producto de Disney Chanel.
Dan Smith dijo apenas comenzar, después de tocar “Bad Blood” y “Weight of Living”, que esperaban entre todos hacer que la lluvia se fuera y a partir de ese concierto no volvió a caer ni una gota, pero eran casi las 6 de la tarde y de una forma u otra el agua ya era parte de todos.
Además, aunque hubiese estado diluviando, Bastille seguramente hubiera logrado lo que consiguió ayer al tocar éxitos como: “Themselves”, “Of the Night” o el cierre que dio con “Pompeii”.
Depedro en el Word Village Stage estuvo fantástico. Al principio estábamos rodeados de algunos de los españoles que se ven por aquí (esta vez hay muchos más que en otros años, según me comentan). Ya se habrán dado cuenta de que Depedro me gusta especialmente y “Me Sigue Gustando” mucho. Lo mejor de verlo en directo es que se le nota la satisfacción al sentir que el público se la está pasando bien. Y esto es importante, porque hay muchos casos en los que los músicos simplemente quieren subir a hacer lo que quieren hacer y el resto les da igual.
Pero ese no fue el caso de Bonobo, un gran desconocido para mí, que me dejó hipnotizada. El directo fue impresionante y como tiene que ser un directo: completamente diferente a lo que se puede escuchar reproduciendo su música en casa. La A38 estaba a reventar, a la carpa cerrada para la cual se limita el aforo haciendo que la gente salga y vuelva a entrar entre actuación y actuación, no entraba nadie más literalmente. Comenzó fuerte con tempos acelerados para después hacerlos bajar al inframundo. Visos de Portishead o Massive Attack con un “algo” que solo tiene él.
Antes de pasar por Bonobo en el main stage la fiesta de la tarde fue de pelotas de playa. Entre el público se repartieron 5 mil pelotas de colores que estuvieron rebotando por todas partes a partir de ese momento. Luego llegó el turno de Lily Allen, que casi lo primero que hizo fue quejarse de la ausencia de su esposo que “se suponía que debía estar aquí pero no, debe estar retrasado”. Mañana Allen estará en Austria, esperemos que la alcance… Ella, por lo pronto, dio un buen concierto, nada fuera de lo normal pero dejó satisfechos a quienes querían verla interpretar: “Who’d Have Known”, “Littlest Things” o la versión de “Somewere Only We Know” de Keane, que hacía que las pelotas de playa que todavía rebotaban por ahí se movieran en cámara lenta.
Dato del día:
Comida: placer o necesidad. La comida es algo que todos necesitamos probar allá dónde vayamos y más todavía si estaremos ahí una semana. En Sziget hay lugares de comida o bebida repartidos por toda la isla, de estos, aproximadamente el 30% es “comida de batalla” (pizzas, hamburguesas, hot dogs, sándwiches y pasta), otro 30% es solo de bebida (desde café, té o limonada hasta cerveza y cocteles) y el 40% restante estaría repartido entre comida de distintas latitudes, así como pan, fruta o helado.
No suena nada mal, puesto que quiere decir que prácticamente tenemos de todo, pero hay peros… casi toda la comida sabe igual. Lo digo una vez que he confirmado que bastante gente opina lo mismo. No solo sabe igual, es prácticamente lo mismo; ir a la zona de comida del mundo y pedir algo en el puesto de cocina griega o en el de comida de la India podría parecer que dará resultados diferentes pero no: el trozo de pollo era igual y si en vez de ensalada hubiera pedido papas, la guarnición también.
–