CORRESPONSAL: MARÍA MERIOMA
FOTOS: Sándor Csudai / Szigetfestival.com
Primera jornada en la que vimos en directo a Ocho Macho, Irie Maffia, Robbie Williams y Apollonia.
Algo pasa en Sziget y pasa con mucha gente en él. La cuenta de los días de Sziget se hace desde el -1 (lunes) porque los abonos de la semana son de 5 días y comienzan a contarse desde el miércoles. Sin embargo, el festival completo tiene, desde hace ya unos cuantos años, 7 días: de lunes a domingo.
Según ocurría en los años anteriores el lunes era un día, dentro de lo que cabe, tranquilo; no todos los escenarios habilitados y bastante menos gente que el miércoles, el día 1. La 23º edición de Sziget ha comenzado con toda la fuerza posible este lunes. Aunque no todos los escenarios funcionaron, la isla de la libertad ya tiene una población bastante considerable, con gran parte del camping general ocupado y los campings temáticos llenándose con largas filas de gente que esperaba poder instalarse esta mañana.
Así, la mañana del lunes pasó de largo entre sziudadanos con la vida en las mochilas que invitaban a pensar en su futura sesión con el quiropráctico; labores de ingeniería con la instalación de tiendas de campaña de todo tipo e incluso decoración de exteriores con banderas, lamparitas, guirnaldas y otros objetos decorativos que personalizan el lugar en el que viviremos los siguientes siete días.
Mientras los recién llegados se instalaban, los que llegamos a lo largo del fin de semana pudimos ir a la “playa” de Sziget, que es un lugar habilitado especialmente para el festival donde poder mojarse en el Danubio, o pasar por la piscina del camping VIP, de compras en el mercadillo que está en la calle que va de norte a sur o los talleres yoga, tratamientos energéticos o bellydance.
Musicalmente, el día vino cargado de sonidos hechos en Hungría; casi todos los escenarios con artistas en directo tenían programadas bandas locales. Incluso en Mainstage, que no prometía mucho con los primeros dos que pudimos más o menos escuchar (invitaban a buscar otro escenario o actividad), especialmente lamentable la primera: The Biebers que apenas empezó nos hizo irnos del lugar.
Poco antes de las 19:00 comenzaron a salir por las pasarelas del Mainstage bolas de globos que en menos de un minuto se repartieron entre la gente. Algunos despistados o malosos los soltaron mientras Ocho Macho terminaba de tocar la última canción.
Viendo cómo se estaba dando la jornada, la banda que tocaba antes del cabeza de cartel del día, Robbie Williams, no nos hacía esperar mucho más, aparte de escucharlos tocar el himno de Sziget 2015. Pero no, Irie Maffia fueron la sorpresa de la noche; a lo largo de su concierto le hicieron guiños al hard rock y al hip-hop, saludaron a la electrónica desde el ska y se batieron en el pop de temas como “Easy As One Two Three”.
Robbie Williams… con unos puntos suspensivos prefiero ahorrarme los calificativos a un concierto que, si bien llenó casi por completo el escenario principal y tuvo cantando a más de la mitad de los asistente fue, por momentos, una falta de respeto hacia el público. Tanto, que algunos comentarios del cantante ni siquiera sus fans de la parte de más adelante los aplaudían. El espectáculo fue impecable en cuanto a la coordinación con sus músicos y el montaje en el escenario, pero sobraban las palabras y habló bastante, de la parte de atrás de su anatomía, por ejemplo.
Lo que parece que más le gustó a la gente fueron sus ganas de imitar a Freddy Mercury, desde la segunda canción cuando vi el micrófono que sostenía, por momentos, a modo de bastón pensé en su majestad y en su vocalista, QDEP, dos o tres canciones más tarde me reiteró el pensamiento con “We Will Rock You” que mezcló con “I Love Rock And Roll”. Y se mantuvo así intercalando sus temas con canciones de otros, incluidos Oasis y Jay-Z.Del final de Robbie Williams todos (miles de personas) se dirigieron casi directamente al Colloseum, el lugar cien por ciento electrónico de la isla, donde ayer estuvieron Apollonia, que son uno de los representantes más importantes del género en Francia en este momento.
A las 3:00 de la mañana la isla seguía siendo un no parar y nos hacía preguntarnos “¿Cómo estará esto el miércoles?” Puedo vaticinar, sin temor a equivocarme que este año Sziget rompe record de asistencia por un margen bastante considerable.
DATO DEL DÍA:
Estamos impresionados con dos cosas: la hospitalidad de los húngaros y su desafección por el hielo. El sábado, ya domingo en la madrugada, que llegamos a instalarnos al camping nos acompañaron cuatro chicos de ahí mismo a revisar que todo estuviera correctamente. Fue todo un comité de bienvenida para dos personas a una tienda preinstalada. Eso se puede esperar si al elegir el camping VIP prometen ese trato, pero en cada lugar al que hemos ido dentro o fuera de la isla hay algo digno de recordar del buen trato que nos dan. En el supermercado, la cajera, muy preocupada por no hablar ningún idioma aparte de húngaro no dudó en preguntarnos según las anotaciones que tenía en inglés en un papelito, cómo se dice todo en español. Siempre preguntando de dónde somos y emocionándose por escuchar que venimos desde tan lejos (Latinoamérica).
El hielo hay que pedirlo casi siempre para que la limonada no parezca un té, ya que las neveras no enfrían lo suficiente. Estamos a más de 35º todo el día y llegar a una tienda, abrir el refrigerador con ganas de sacar un témpano de hielo y sacar algo medio frío, a veces resulta un poco frustrante. Yo ya me hice adicta a los granizados, por si acaso.
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