LUIS RESÉNDIZ • Música que oscila entre lo clásico y la electrónica experimental, manufacturada por el guitarrista y tecladista de Radiohead.
Ya Greenwood, guitarrista y tecladista de Radiohead, había colaborado con P.T. Anderson en la banda sonora de su anterior cinta, There Will Be Blood. El caso de Greenwood es particular, como el de su banda: un tipo con una obvia formación clásica, fruto de su estancia universitaria en Oxford que se sienta a trabajar con guitarras distorsionadas, teclados y música electrónica.
El resultado son canciones, al menos en el caso de sus soundtracks, que oscilan en un punto indefinido entre la estructura clásica (hay violas, violines, alientos) y algún raro espectro de la electrónica experimental. Afortunadamente, esto hace un matrimonio perfecto con el cine de Anderson, que suele doblar ligeramente la frontera entre la narrativa tradicional o hollywoodense y el cine de arte.
De esta oscurísima banda sonora destaca la inclusión de la enorme “Get Thee Behind Me Satan” en versión de Ella Fitzgerald: un resquicio luminoso que se erige en medio de la oscuridad del resto de las composiciones de Greenwood. “Alethia”, el siguiente tema, es también una cuidada pieza y el segundo track indispensable del disco. Una atmósfera que perturba y cautiva; cierto temor expectante por la posibilidad de que algo suceda.
Un track que se extrae directamente de la cinta es “Don’t Sit Under the Apple Tree (Anyone Else But Me)”, cantado por Madisen Beaty. Un tema cariñoso pero ligeramente perverso: algo se esconde en esa voz infantil que despide un encanto irresistible. De vuelta a territorios cercanos jazzísticos, “No Other Love”, en colaboración con Jo Stafford, es una pieza hermosa y cálida. De las restantes poco puede decirse que no sea una alabanza –ni modo, también hay que saber reconocer cuando las cosas son buenas— al ingenio compositor de Greenwood y su impecable ejecución instrumental.
Empero, no es The Master un álbum que pueda escucharse en piezas sueltas: su forma es la de una obra completa, indivisible. Es también un disco, ni modo, que no escapa de cierto aire religioso: no en vano la cinta cuenta la historia de un líder mesiánico con todo un culto a su alrededor.
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