NICOLÁS GONZALEZ • Un proyecto de sonoridad astral y metafísica, inmersa en géneros ya conocidos acá, aunque aún utilizados por pocos.
Desde el sur también salen viajes cósmicos.
SidiRum es el proyecto paralelo de Nico Bruschi; cantautor de la provincia de Buenos Aires que cuenta con una trayectoria en la no-escena porteña dentro del rock, pero que ha venido experimentando con la llegada de tecnología y software específico para la creación de música, en particular el Ableton Live. Bruschi lo recuerda diciendo: “Ahí descubrí un ambiente perfecto para lo que tenía en mis oídos”.
Si bien todos los programas que utilizan los músicos para grabarse en casa ya existían, a la generación que está produciendo la música ahora, la que toca todos los fines de semana y por lo tanto constituye la escena musical, le llevó un tiempo adaptarse y pensar en la computadora y el software como algo más que una simple herramienta para imitar música “real” y empezar a pensar en ella como un verdadero canal de expresión, logrando sonidos que sólo fueran posibles mediante esa forma de producción. Es la generación que creció en los noventa, durante las presidencias de Carlos Menem, Carlos Salinas, Alberto Fujimori, Fernando Cardozo o José María Aznar.
A partir del 2009-2010, quienes habían estado utilizando estas herramientas desde antes, es decir, la generación un poco mayor a la actual que ahora oscila entre los 30 y 40 años, comenzó a compartir todo esto, por ejemplo, desarrollando talleres y cursos de producción.
Pues bien; partícipe de toda esa cadena de eventos es Bruschi, quien conoce a ChanchaVíaCircuito y averigua que está dando un taller. Y dentro del taller conoce a Agustín Rivaldo a.k.a. BarrioLindo, quien le presenta a la gente de Sello Regional donde SidiRum termina editando su primer trabajo: Le Solei EP.
Cumbia, dub, sonidos del espacio, groove y música popular argentina unidas con electrónica y beat-making. Algo que existe, sobretodo en países centroamericanos, pero que en Argentina no ha encontrado exponentes de peso como para ocupar un lugar en la escena global.
Quizá este sea el primero, sólo si logra editar un segundo trabajo y afianza su experimentación para crear una identidad “latina” dentro de la Argentina; algo que, por el momento, nadie ha hecho.
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