TROPICAZA
Sorpresiva visita la de este músico que, aunque nunca fue publicado ni promocionado en nuestro país, se presenta por primera vez este viernes en el Plaza Condesa.
Agradezcamos a los dioses de OCESA, al dinero de los siempre pagadores blueseros de oficina, a los jovenazos con varo más o menos versados en rap gringo, a los consumidores de conciertos estilo “guitar hero” o bien a la lenta pero creciente comunidad de aficionados a la más fina música de raíz afroamericana o quizá sólo al bendito e inexplicable azar.
Aún así, no deja de sorprender la insólita marquesina que anuncia para este viernes en el reapropiado cine Plaza Condesa, al inconmensurable Shuggie Otis, quien se presentará por primera vez en América Latina, después de su larguísimo retiro voluntario.
El vástago maravilloso de Johnny Otis, precoz súmmum de la sin parangón negritud de su tiempo (los sesentas y setentas), voz única, multi-instrumental y autoral con un pie en el delta del Mississippi y otro en la Vía Láctea; codo a codo con Sly, Stevie, Curtis, Hendrix y Arthur Lee, genios a los que nutrió y de quienes se rodeó, de esos que ya nomás no se dan, pues.
Doble la sorpresa de su visita, ya que en la lógica “oldie” de Universal Estéreo no llegó a figurar y nunca fue promocionado en nuestro país porque infelizmente la CBS mexicana no tuvo a bien editar ninguno de sus tres celestiales plásticos como solista.
Disco sísmico y testimonio de su genialidad es su Inspiration Information (Epic, 1974) que se reeditará como es debido en fechas próximas; monolito de blues-funk-pop, minimal-sideral-orquestal, una de las varas más altas de su tiempo y que hoy no pierde un ápice de su vitalidad y novedad; esfuerzo titánico que le costó tres años de trabajo en todos los frentes: composición, arreglos, grabación e interpretación. Una obra contumaz, sutil y efectiva (en todo el sentido sicotrópico de la palabra).
Esta a lo mejor les suena, porque ha sido sampleada y versionada a tutiplén:
¿Y esta?
¿Sí? ¿Gustó? Entonces relájense y dispónganse a una experiencia sobrenatural, ajusten sus audífonos o suban casi hasta el final la perilla de su aparato de sonido:
Quien tenga oídos, sírvase. Quien no, siga revisando la cartelera, que seguro OCESA tiene algo más.
–