¿Qué nos queda de Lourdes? La voz reducida en un estudio de grabación.
MARÍA MERIOMA
Russian Red acaba de presentar este disco en La Riviera, como parte de la campaña de imagen de Vodafone (clientes e invitados), seguido de otra función en Barcelona bajo iguales condiciones.
El éxito que ha tenido la mujer tanto en España como en otros países, incluido México, es innegable, así como su talento para escribir canciones y la voz tierna y sensual que sale de su diafragma.
Agent Cooper no es un mal álbum en esencia. Cualquiera que escuche esa voz por primera vez quedará prendado y querrá oírla de nuevo expresándose en otras formas y matices. Lo malo de su paso de discográficas y promotoras independientes a una multinacional no tiene nada que ver con lo comercial que pueda notarse en ello, sino con el hecho de que ya no encontramos la verdadera esencia de Russian Red.
Conforme va pasando de número el reproductor te preguntas “¿he puesto repeat?”; la segunda canción tiene señas de la primera, la tercera de la segunda y así va pasando Agent Cooper. Como un libro de Calasso: Las bodas de Cadmo y Armonía que imaginarlo como movimientos en la música clásica o piezas reiterativas de una ópera podría funcionar. En un álbum de rock-pop le salió bien a The Beatles con el primer álbum conceptual de la música pop (Sargent Pepper’s Lonlely Hearts Club Band), pero en 2014, sin presentar siquiera un sonido imperceptible para los humanos –la última nota del mencionado LP–, no resulta nada más de él que una etiqueta.
Lamentablemente, el talento de Lourdes se lo llevó su posibilidad comercial. No ha dejado de tenerlo… su voz, presencia escénica y expresión en inglés siguen siendo palpables y también su belleza física, pero hoy parece algo hueco y sumamente preparado. Casi nos llega la primavera y hemos decidido poner una flor artificial en nuestros oídos.
No hace falta mucho para darse cuenta de que la receta es fácil: añadir a un play list un tema de sus dos álbumes anteriores o, si se desea, alguna colaboración con otros músicos y después comparar su última producción; el resultado será reconocer que lo que alcanza su voz y personalidad no está en Agent Cooper.
¿Qué nos queda de Lourdes? La voz reducida en un estudio de grabación… porque ya no la vemos de marcha por Malasaña, inocente y altiva.
Este álbum no tiene malas canciones, pero tampoco nada demasiado sobresaliente; podríamos recomendar “Michael P.” y “John Michael”. Con el primer sencillo (“Casper”) creo que se puede notar todo lo dicho.
Lo de la nueva imagen de Lourdes y la discusión machista ya se podrá comentar en otra ocasión.
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