ESTEBAN CISNEROS
Un pequeño homenaje a Mark Litten
I
Tuve, de niño, varios juguetes favoritos. Fui asaz feliz. Pero si hay un juguete que deba nombrar como el más significativo, por muchas razones debo decir (ay) que fue una vieja grabadora de cassette.
No recuerdo qué marca era (qué importa). Pero era muy pequeña y gris, tenía sólo una bocina y una antena para sintonizar la radio y un deck para cintas. Y, más importante aún, un orificio con la leyenda “Mic”. Un día descubrí que podía grabar mi voz (o cualquier sonido) en cassette, si me acercaba lo suficiente a esa protuberancia mágica. Fue un gran descubrimiento. Al poco tiempo ya grababa canciones, noticieros de broma, torpes radionovelas y canciones de una sola nota acompañadas de un Casio VL-Tone como el que usa Trio en su “Da Da Da”. Pronto se unieron mi hermano y mi primo, luego algunos amigos de la cuadra y, para cuando nos dimos cuenta, vivíamos para grabar. No sé si sobreviva alguno de esos cassettes –tendría que hacer un profundo ejercicio de arqueología, aunque capaz que llevan años erosionándose en un basurero municipal– pero me gusta recordar aquello.
II
Trixie’s Big Red Motorbike es el hermoso nombre de un grupo fascinante. Lo formaban los hermanos Mark y Melanie Litten, de la Isle of Wight. Apenas duraron juntos un par de años en su primera etapa y sacaron sólo algunos sencillos. Más tarde se unieron al grupo el tecladista (y saxofonista) Jim Bycroft y en los coros, Jane Fox; ella, por cierto, terminó en la alineación titular de las también grandiosas Marine Girls. Hicieron mucho ruido entre los suyos y luego desaparecieron, sin que el mundo se enterara de mucho (y a pesar de que John Peel les tenía en alta estima e incluso grabaron dos Peel Sessions entre 1982 y 1983.)
En 2011 –en un arranque de nostálgica locura y con la misión de, de una vez por todas, aclarar la historia de Trixie y presentarla a las nuevas generaciones– Mark Litten reunió todas las grabaciones del grupo y lanzó la estupenda recopilación All Day Long in Bliss. Por si fuese poco, Trixie volvió a los escenarios, aunque con nueva formación: el lugar de la timidérrima Melanie fue ocupado por Jane, la hija adolescente de Mark. Círculos concéntricos. Qué belleza, carajo.
III
Qué insatisfecho me deja el párrafo anterior. Qué parco, qué frío, qué clínico. Lo intentaré de nuevo, si usted me permite:
Trixie’s Big Red Motorbike es el hermoso nombre de un grupo fascinante. Lo formaban los hermanos Mark y Melanie Litten, de la Isle of Wight. Apenas duraron juntos un par de años en su primera etapa, pero qué primera etapa. Amaban jugar con una casetera: los imagino grabando chistes, parodias de jingles, canciones inventadas que en realidad eran viejas canciones pop con nuevas letras que se ajustaban a su realidad. Lo pasaban en grande, cómo carajos no. Eran niños todavía cuando llegó el punk a cambiarles la vida porquePUNK. De repente las canciones glam, los himnos bubblegum y las sintonías de serie de tele mutaron en canciones de los Undertones, Buzzcocks y los Rezillos. Euforia, por supuesto.
Qué envidia, vivir esa etapa como hicieron ellos, de primera mano pero en naïf, ansia infantil que puede tocar la puta luna porque sí, de disposición a la sorpresa y de furia constructiva. ¿O ya idealizo de más? No sé/no importa/no creo. Porque luego vinieron Young Marble Giants (¡eso!, ¡podemos hacer algo así con nuestra grabadora!) y Orange Juice y Television Personalities. Y las Marine Girls. El espíritu de los tiempos era “si ellos pueden yo puedo y si yo puedo ellos pueden etcétera”, así que Mark y Melanie, que habían ya decidido que Beach Party era su Never Mind the Bollocks particular (o su Pepper, su Pet Sounds, su VU & Nico, su disco –su disco– sobre el que iban a construir su mundo), tomaron una guitarra y una caja de ritmos y su grabadora de cassette y se pusieron a hacer música. Bautizaron como Trixieland al cuarto donde grababan y ensayaban.
Lanzaron, gracias a sus ahorros, cien discos de 7” con sus dos primeras canciones –“Invisible Boyfriend” y “A Splash of Red”– bajo el sello (inventado por ellos) Chew Records. Era 1982. Decidieron llamarse Trixie’s Big Red Motorbike; más twee, imposible. Era un mundo de fanzines, intercambio de cintas y pen-pals, así vendieron todas las copias del single y se dispusieron a grabar más canciones. Siguió un EP, Hold Me, de mil copias, y otro single al año siguiente: Norman and Narcissus / In Timbuktu. Doscientas copias de una canción perfecta. Guapura. Estos dos últimos discos también fueron autogestionados, pero ahora salieron bajo el sello (inventado, también) Lubby Lud.
En 1984 colaron la canción “That’s The End of That” en un flexi-disc cuyo lado opuesto era una canción de Clive Pig y Lee Valley, “As Soon As She’s Gone”. Salió bajo el sello Nathan Records. Ese mismo año, Rod Gammons –quien les había grabado los sencillos desde 1983– fundó C-Side Records y lanzó un recopilado de grupos de la Isle of Wight, Feet on the Street. Los Litten incluyeron dos canciones (“When He’s By My Side” y “Fairy Tales”). Para completar la historia, se unieron Jane Fox (sí, la de Marine Girls, en los coros) y el tecladista Jim Bycroft. Hicieron mucho ruido entre propios y extraños, llegando incluso a grabar dos sesiones para John Peel entre 1982 y 83.
Y luego, se acabó. Trixie’s Big Red Motorbike nunca salió de gira, apenas dio conciertos; Melanie era demasiado tímida, Mark no quería ser una estrella. Silencio. Poco y nada se supo de ellos. A pesar de que en 1995 Accident Records lanzó el recopilado The Intimate Sound of Trixie’s Big Red Motorcycle, el grupo permaneció en una oscuridad (e inactividad) casi total. En 2011 –en un arranque de nostálgica locura y con la misión de, de una vez por todas, aclarar la historia de Trixie y presentarla a las nuevas generaciones– Mark Litten (residente ahora en Japón) reunió todas las grabaciones del grupo y lanzó la estupenda recopilación All Day Long in Bliss. Por si fuese poco, Trixie volvió a los escenarios, aunque con nueva formación: el lugar de Melanie fue ocupado por Jane, la hija adolescente de Mark. Tocaron en vivo, grabaron nuevas canciones, revivieron por un rato a Trixie. Círculos concéntricos. Estas historias siempre me fascinan. Qué belleza, carajo.
IV
Mark Litten murió el 21 de septiembre de 2015.
Se hizo poco ruido a la noticia, claro. Y hay que darla (no es morbo, es vindicación): Mark murió y con él, se muere cachazuda una etapa pop. Trixie era, sí, un grupo ínfimo que, con todo, representa un espíritu muy pop, el del hazlo-tú-mismo, el de la baja fidelidad de sonido pero alta fidelidad a uno mismo; me fascina Trixie porque tienen canciones geniales (con ínfima producción pero mucha alma) pero, sobre todo, un ímpetu ansioso de abolir el gris de una vida normal; los Litten son de esos valientes que ignoran las modas o el cool, que crean porque creen, que son honestos y por eso hacen mejor su entorno, aunque sea pequeño. Se corre el riesgo, en el cinismo vigente del XXI, de que esta música se convierta en una curiosidad, en un disfrute irónico. Cuando Trixie se trata de todo lo contrario: es una celebración vital, un grito osado de los pequeños, un reclamo melódico de la common people y su lugar en el mundo.
Han sido días de revisar las canciones de Trixie. Releí dos-tres-cuatro veces la gran entrevista que dio Mark al blog de Cloudberry Records[1] (donde les conocí). Hablé con dos o tres amigos sobre él. Quedé al mismo tiempo anonadado y destrozado. ¿Por qué Mark? ¿Por qué, Mark?
Desde aquí honramos tu memoria, mister Litten. Nos hiciste felices como prometías en aquella canción (“Trixie’s Big Red Motorbike will make you feel happy!”). Tal vez pocos te escucharon, pero cada vez serán más. Puño en alto. Chau, Mark.
C/S.
[1] La fantástica entrevista en el blog de Cloudberry Records (un blog que adoro, dicho sea de paso) está en: http://www.cloudberryrecords.com/blog/?p=1792
–