Clemente es pop sin complejos. Pop clásico, de ese que siempre está a la vanguardia porque, precisamente, va con la cabeza abierta y pocos prejuicios.
La música pop en Culiacán vive un momento saludable y así lo confirma Buenos Aires Soundtrack (Discos En Verano, 2017), el debut de Clemente, de siete excelentes canciones en las que se nota la buena influencia de Él Mató A Un Policía Motorizado, Los Prisioneros, Franny Glass, Tobogán Andaluz, Hombres G, Timbiriche y la banda sonora de Sing Street.
Como muchos otros proyectos actuales, Clemente vive la música y la creación como un privilegio, como una oportunidad aprovechada: “Sentía una gran necesidad personal de crear y darle una identidad a esas creaciones”.
Hace música desde los 12 años: “Desde muy pequeño me gustaban las guitarras. Tengo varias fotos a los cinco, seis años con guitarras de juguete que me regalaban mis papás. Luego comencé a tocarla en la escuela pero no le ponía ganas porque era un colegio católico y sólo nos enseñaban canciones de iglesia”.
“El nombre viene de un pueblo de los alrededores de Culiacán de donde soy originario”, explica Clemente que, en realidad, se llama Daniel. Pero eso es lo de menos. Lo que importa es su nombre actual, que significa mucho para él: “Quería algo que me recordara a mi niñez. Había un letrero que decía Lo De Clemente a 3 kilómetros. Me pareció un nombre agradable.”
Clemente como proyecto surgió en 2016 tras una estadía en Buenos Aires, de ahí el título del disco. “Tenía canciones compuestas de otros proyectos; en un principio era yo con mi guitarra acústica y mi voz, pues era más fácil para mí no comprometer a más personas con proyectos ajenos”.
Su música es nostálgica y contemplativa, bedsit pop de impecable manufactura. Sus canciones van de recuerdos de Nintendo, crónicas de atardeceres en ciudades, los sonidos de la noche de la Capital Federal. “El proceso de grabación fue algo pausado”, nos cuenta acerca de Buenos Aires Soundtrack. “Grabé con Jesús Sandoval (de Lucía, No Estabas En Casa); comenzamos en febrero y en agosto tuvimos que regrabar un par de voces. Al final el resultado me encantó.”
Sobre la independencia en la música, Clemente tiene una buena opinión: “La parte más dulce es poder tomar tus propias decisiones y hacer las cosas porque te nacen y como te nazcan, sin filtros”. Y complementa: “La convivencia con otros músicos independientes también es muy bonita, todos tienen algo que enseñarte”.
¿Y lo complicado? La respuesta es la esperada: “La falta de difusión. Aún es poca. En el norte, que es donde me toca vivir, hay necesidad de más espacios que se abran a la música independiente”.
Hacer lo que hace Clemente es, además, una cuestión de abrir caminos para los grupos del futuro. “Culiacán es una ciudad difícil. Desde los espacios, casi inexistentes, hasta el público, exigente; aún no hay una cultura de apoyo a la música independiente, pero están surgiendo muchos talentos y músicos conscientes de lo que se trata esto”. De a poco, la ciudad ha entendido que hay muchas opciones para escuchar.
Y no hay un optimismo sólo local, Clemente lo ve en México todo: “Lo que veo en la escena nacional es lo que me hace sentir contento, pues siento que se están abriendo puertas para bandas con talento. ¡Tienes a Vaya Futuro en el Vive Latino, los Hawaiian llenan cada ciudad en que tocan, Drome de gira por Sudamérica!”
Clemente se muestra positivo con el estado de las cosas de la música independiente hoy. “Yo creo que es cuestión de tiempo, las bandas ya están creciendo y demostrando que tienen el tamaño para estar en las grandes ligas”.
“El futuro es relativo”, concluye. Su música comienza a sonar en más latitudes y pronto, seguro, se consolidará el proyecto. “Mi plan es seguir tocando, girar por el país, ojalá armar un fanbase”. Por lo pronto, sus canciones se suman a una nueva corriente underground en el país. Y son adiciones importantes, que pueden marcar un rumbo para escribir canciones. No estaría mal.