JOSE A. RUEDA
Detrás de los debutantes Galaxina no hay la viveza ni la espontaneidad propias de un grupo joven, sino la experiencia en la sombra de cuatro músicos con cierto bagaje en el sector.
Ninguno de sus componentes baja de la treintena y todos sus currículos muestran trayectorias vinculadas a la música, ya sea en la sonorización de conciertos, la organización de los mismos o las tareas de DJ.
En la desconocida escena underground de Almería –su tierra natal– Galaxina se habían convertido en carne de directo. Todo lo que se conocía de ellos provenía de las vivencias sónicas en la penumbra de los bares alternativos de la ciudad. No tenían disco ni EP. Ni tan siquiera una maqueta. Solo algunos vídeos domésticos de aquellas actuaciones atestiguaban de forma perdurable lo que Campos, Pepe, Toni y Adri desprendían sobre el escenario.
Mientras la distorsión rozaba los límites, las melodías caramelizaban con patrones de pop beatleliano sus guitarras enfurecidas. Las visitas de Lagartija Nick o Disco Las Palmeras! servían a Galaxina para defender su repertorio cual profetas en su tierra, aunque éste estuviera dominado por versiones del shoegaze británico más exigente.
Sin prisa pero sin pausa, fueron colando composiciones propias entre aquellas revisiones de Ride, Pale Saints o Ultra Vivid Scene, acostumbrándose a clausurar sus espectáculos de ruido bajo control con la tarareable sensación pop de “Cometa”.
Ya curtidos sobre los escenarios y con el cancionero propio aventajando al ajeno, Galaxina plantearon la necesidad de plasmar su fuerza sonora en una obra que los diera a conocer más allá de Almería. La historia de esta ciudad no se lo pondría fácil al grupo, pues pese a estar flanqueada por las artísticamente poderosas Granada y Murcia, nunca antes unos almerienses habían despuntando en el ámbito independiente nacional.
Pese a ello, en los últimos tiempos ha surgido allá la discográfica Clifford Records, que ha conseguido hacerse un hueco en la escena editando a artistas de todos los puntos de España, como Ellos, Viva Suecia y los regresos de Automatics y El Regalo de Silvia.
Tenían que ser ellos, Clifford Records, y no otros los que contrajeran matrimonio con Galaxina. Un amor fiel que ha colocado su debut Evasión y Victoria en boca de numerosos medios indie españoles. Y no sin razón, pues aquella cometa que volaba alto es solo una de esas nueve deslumbrantes piezas que embalsaman el pop clásico en noise-rock espacial.
“Lejos de ninguna parte”, “Sólo una razón” y “Fénix” redimen los intentos frustrados del primigenio indie español en parecerse un poquito a Slowdive, Galaxie 500, Yo La Tengo o My Bloody Valentine. Mientras que “La soledad del corredor de fondo” clausura cual Copa de Europa un final de cotas planetarias.
Evasión y Victoria ha cautivado también a Agustín Fuentes, presentador del programa radiofónico La Merienda y, sobre todo, organizador del festival más antiguo de la escena indie española: el Contempopránea. Agustín ha coronado al cuarteto almeriense como Grupo Revelación de su próximo festival de 2017.
Primera victoria de Galaxina. Y no la última.