JOSÉ A. RUEDA
Foto: Ibai Acevedo / Facebook
Los puristas del hip-hop en España están que trinan. Mientras la calle arde al ritmo de dos fenómenos de calidad cuestionable, pero auténticos como ellos solos –el nuevo rap quinqui de C. Tangana y El Coleta más la fiebre del trap a cargo de PXXR GVNG–, los inventores de la rima indolente para la cuota indie siguen sin desintegrarse.
Primero, Marc dejó solos a Óscar y Helena (los tres empezaron como Facto Delafé y Las Flores Azules) y ahora, tras más de la mitad de su carrera como dúo, Delafé emprende una nueva aventura musical.
Sería un error hablar de La Fuerza Irresistible (Warner, 2016) como el disco en solitario de Delafé, porque el barcelonés no camina solo: Las Flores Azules no lo abandona (aparece en tres canciones) y otras voces amigas, como La Bien Querida, Carlos Cros, Priscila y Voxelements, se unen en esta nueva etapa de Óscar D’Aniello.
Pero quien descuella aquí es Dani Acedo, responsable de la exquisitez sonora del disco, heredera del mejor R&B estadounidense de todas las épocas. Aquí resuenan desde ecos urbanos de la vieja escuela (“Diario de batalla”) hasta chaparrones de novísimo electro (“Arde pequeña arde”) pasando por apoteosis henchidas de funk (“Lo más bonito del mundo”).
Si Pablo Díaz-Reixa alias El Guincho es ahorita el referente en Estados Unidos del sonido callejero made-in-Spain, los yanquis deberían darle una escucha a este despiporre de negrismo mediterráneo de Delafé. Se llevarían una grata sorpresa.
El flow de Óscar D’Aniello lo conocíamos de sobra después de los tres proyectos hip-poperos liderados por su voz. Su costumbrismo popular fraseado entre ritmos rotos logra equilibrar la furia del rap con el derrotismo del trip-hop. Y aunque hay un gran trecho entre ambos extremos, Delafé está mucho más cerca de la chulería callejera que de la tristeza bristoliana. Lo atestiguan grooves herederos de Missy Elliot y Dr. Dre aderezados con menciones a El Raval y perlas del tipo “me cago en los hipsters y en su puta madre”.
A pesar de estos enfados puntuales, La Fuerza Irresistible en un canto a las cosas bonitas de la vida (¡que las hay, joder!), como la felicidad, el amor y la autoestima. Y todo ello espetado con la misma rabia con la que el hip-hopero de turno pide acabar con el sistema establecido.
Con ese mismo arrebato, Delafé nos anima a disfrutar de los pequeños detalles, a seguir creyendo en nosotros mismos y, sobre todo, a no dejar de amar aún en tiempos de crispación.