PABLO CHILITO
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Gabriela Jimeno es bogotana, pero desde que nació su proyecto en solitario al que llamó Ela Minus, se ha ido convirtiendo en una artista global, haciendo de países como Estados Unidos o México su segunda casa.
Su actitud tanto en el escenario como fuera de él siempre sorprende, no solo por su carisma, sino también por ese amor que demuestra y transmite con una canción o un saludo.
Su música oscila entre la fina coquetería del synthpop y otros matices de la música electrónica, ofreciendo un panorama sonoro en el que se descubren nuevos elementos cada vez que se tienen en loop sus canciones o cuando se le ve en el escenario entregando su magia.
Si hay algo que amo de su música, y que la resignifica cada vez que hace parte de mi día a día, es aquella frase que alguna vez leí y que reza: Bright music for dark times. Y es que sus canciones se sienten como un rayito de sol capaz de dar luz a todo lo que hay alrededor.
A su propuesta hay que destacarle algo siempre, y es que más allá de ser música, se convierte también en una conexión donde cada sonido haya lugar en alguna parte de nuestros sentidos y los une con sensaciones, sentimientos o imágenes.
Ela Minus es la conjunción de sonidos brillantes, una voz que apacigua y letras que tocan lo más profundo de nuestro ser, descubriendo aquellas cosas que a veces no nos atrevemos a decir.
Su último EP, Adapt, es eso: una combinación donde música y alma se juntan para dar como resultado cuatro canciones en las que el punto de partida es aquella búsqueda de nosotros mismos; un querer escapar y descubrir nuevos caminos para, al final, reencontrarnos.
Si tuviera que describirla en cinco palabras, diría que es un halo de luz.