NICOLÁS GONZÁLEZ • Parte fundamental del rock argentino y de la música popular en general.
Talentoso multiinstrumentista, capaz de ejecutar tanto guitarra, como bajo, saxofón y clarinete entre otros, en la década de los setenta Daniel Melingo inicia su carrera acompañando al músico brasileño Milton Nascimento. Ya en 1980 se integra a Los Abuelos de la Nada junto a Miguel Abuelo, Andrés Calamaro, Gustavo Bazterrica, Cachorro López y Polo Corbella.
Su paso por “Los Abuelos” finaliza en 1983, cuando decide emprender otro rumbo junto a Los Twist, agrupación que había fundando un año antes junto a Pipo Cipolatti y con la cual se convertirían en una pieza fundamental del rock de la década de los ochenta, gracias a discos como La Dicha en Movimiento y Cachetazo al Vicio.
En 1984 es convocado por Charly García junto a Alfredo Toth, Willy Iturri, Pablo Guyot, Fito Páez y Fabiana Cantilo en coros para formar la banda que presentó el disco Yendo de la Cama al Living, y que luego grabó Piano Bar, uno de los puntos más altos en la carrera de García.
En 1985 Melingo retorna brevemente a Los Abuelos de la Nada, siendo esta, y por lejos, la mejor formación y el mejor momento del grupo:
Finalizando dicha década, Daniel Melingo colabora en España con Los Toreros Muertos, y forma Lions in Love, con la cual grabaría Lions in love (1989) y Psicofonías (1992), dando “fin” a su etapa rock.
Ya entrados los noventa, la carrera de DM se aleja del rock convencional para adentrarse dentro de géneros populares de la zona rioplatense, como el tango y la milonga. Y acá se pone interesante la cosa. Melingo, pese a ser un rockero, encarna desde mi punto de vista, la figura de la renovación de dichos géneros. Y esto pone de manifiesto algunas cosas: por ejemplo, la imposibilidad de la escena tanguera de reinventarse y de seguir adelante se hace muy patente, ya en épocas de Astor Piazzola (ochentas), señalado como “no tango” gracias a sus originales composiciones que no eran lo que se dice muy ortodoxas.
Dada esta incapacidad, no es extraño que una figura supuestamente “ajena” a dichos géneros sea justamente quien mantenga vivo el espíritu auténtico de estos ritmos, a diferencia de cantores típicamente del tango, que tienen poco y nada de tangueros auténticos, y que apenas se limitan a interpretar piezas clásicas y que son meras imitaciones de algo que ni siquiera alcanzaron a conocer.
Daniel Melingo, en cambio, reversiona, compone y reestructura un género que no poseía nada nuevo desde hace fácil treinta años, salvo por proyectos de enorme alcance mediático, pero de muy bajo vuelo cultural, como Bajofondo Tango Club, de Gustavo Santaolalla, o Gottan Project de los suizos Philippe Cohen-Solal, Eduardo Makaroff y Christoph H. Müller que se limitaron a fusionar el tango y la milonga con la electrónica.
En este sentido, la obra solista de Melingo es ampliamente superadora, tanto por su impronta como por el nivel de sus letras y por los músicos con los cuales ha sabido rodearse, llevando el tango y la milonga a escenarios tanto norteamericanos como europeos, y logrando permanentes ovaciones, premios y menciones en todos lados.
En 2014 DM editó Linyera*, álbum en el cual admite sentirse inmensamente identificado “con la libertad anárquica del linyera” y en el cual se lo puede oír cantando cosas como “Linyera soy, lo que gano lo gasto o lo doy. No sé llorar, ni en la vida deseo triunfar. No tengo norte, no tengo guía, para mí todo es igual.”
Sin dudas ni miedos, recomiendo la investigación de todo el trabajo de este verdadero artista, caracterizado por el buen gusto permanente, tanto dentro del rock como del tango, e inclusive las entrevistas que puedan encontrar en Youtube son de sumo interés.
* Linyera viene del italiano dialectal (piamontés) “lingera”, o sea vagabundo, alguien que no tiene casa ni trabajo. Se usa mucho en el idioma lunfardo (español rioplatense, especialmente argentino). A fines del Siglo XIX y principios del XX “linghe” era el nombre con que algunos inmigrantes italianos llamaban al bulto de ropa y escasas pertenencias que llevaban al hombro.
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