NICOLÁS GONZÁLEZ • Una figura de culto a la que hay que conocer.
Es sabido que todo movimiento cultural que se posiciona en la cima y alcanza la masividad se nutre de todo lo que pasa por detrás de las luces y el brillo del mainstream. Así, a veces con respeto y otras con descaro, el selecto grupo de “artistas consagrados” de un país, se dedica a la tarea de develar u ocultar las actividades de ese submundo llamado “escena rock”, al cual muchas veces pertenece y utiliza de cantera. Por supuesto, estas canteras pueden ser más o menos cuantiosas, ricas o prolíficas, dependiendo del contexto que se viva.
En las canteras de los años noventa existió un grupo llamado Copiloto Pilato, que hoy es “de culto”, pero que la verdad no sé que tal habrá sido en su momento, porque resulta que últimamente todo lo que tenga más de diez años de antigüedad ya es de culto. Escuché muy poco de ellos, mayormente en Youtube y suenan como se sonaba en aquella época. Está claro que el grupo pertenecía a las filas de lo que Daniel Melero denominó “Movida Sónica” con Los Brujos a la cabeza.
El tema es que la agrupación contaba en su filas con Adrián C. Paoletti, trabajador del poder judicial de su Monte Grande natal, escritor y personaje que he escuchado nombrar infinidad de veces por todo el mundo a la hora de hablar sobre la escena underground de la década neoliberal, que habría disuelto el grupo y que editó en 1995 Paciencia, su primer disco en solitario.
Me resulta muy difícil saber qué sucedió en realidad. Existen tantas personas y pareciera que cada una tiene una versión distinta. Para algunos es “un boludo” y para otros “el cantautor más importante de la década”. La vida misma, pienso.
En 1998 edita En la Ruta del Árbol en Busca de la Canción Perfecta, y finalmente en 2000 Soy Yo por Ahora, que a mí es el que más me gustó de la tríada, para luego perderse durante más de una década. En ese tiempo Paoletti no toca, no graba ni se sube a ningún escenario. Está ocupado recibiéndose de abogado, cosa que logra y mejora su posición dentro del poder judicial para el cual sigue trabajando desde sus tiempos en Copiloto Pilato y sobretodo está ocupado con sus hijos, que antes no tenía.
Increíblemente, y pese a todo pronóstico, el silencio se rompió en 2011 con la salida de Casa Rodante, disco plagado de invitados, como suele hacer Paoletti, con un sonido muy superior a sus discos de los noventas. También la lírica se muestra madura, al igual que su voz, más profunda, aunque manteniendo la carga irónica.
Hace pocos meses Adrián Cayetano Paoletti volvió con Los Mandos no Responden, Aumentaré la Potencia al Máximo; un disco en el cual desfilan invitados de los de siempre y también nuevos. Lo viene presentando en compañía de Los Acoples, banda conformada para acompañarlo en sus shows en vivo.
Dudo que traspase las barreras de Capital Federal y Gran Buenos Aires, dado que Paoletti ES independencia y autogestión, pero de todas maneras es alguien a quien debo recomendar, tanto por su pasado “de culto”, como por su música actual que es muy interesante.
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