El purgatorio musical suena a jazz y rock ‘n’ roll.
@ViolettaRabe
FOTO: J.C. Fotografía
Un viaje sonoro que comienza con 23 tormentosas noches en la Antártida (Monster, 2013), pasando por prácticas particularmente extrañas en Tailandia (Mini Buda, 2016) y que aterriza en una reflexión sobre el futuro que les depara a las nuevas generaciones (Rain, 2017) es lo que resume la trayectoria musical de Octafonic, agrupación argentina que hace parte del Line up oficial para el festival Lollapalooza 2018.
Un purgatorio que propicia este licuado musical, es como Nicolás Sorín, líder de Octafonic, concibe el estilo de la banda. Los coqueteos con el sonido de Frank Zappa, Faith No More, Tool y Radiohead son recurrentes. Pero aún así, la esencia de este octeto, que en realidad está conformado por nueve integrantes, logra llevar la música a otro nivel mezclando de manera minuciosa el jazz con el rock and roll y la electrónica.
Los temas que conforman cada uno de sus trabajos discográficos son rítmicamente complejos. Un bombo marcando negras constantes activa movimientos involuntarios en el público que se atreve a escuchar esta peculiar manera de romper los esquemas musicales.
Al tiempo, varios ritmos interactúan simultáneamente articulándose de forma armoniosa y generando una cercana relación entre el funcionamiento de un reloj suizo y la manera en la que compone Octafonic, donde la tranquilidad y flexibilidad musical, que brindan los géneros empleados, se convierten en engranajes que encajan perfectamente dentro de una métrica completamente cronometrada.
La influencia cinematográfica de Sorín es algo inherente a su carrera musical, los más de diez años dedicados al diseño de bandas sonoras han generado que Octafonic tenga una impronta visual determinada, convirtiendo cada canción en una película, una foto musical que remite de inmediato a imágenes.
La inspiración conceptual de la banda se siente tanto en sus videoclips como en sus shows en vivo, pues la rítmica de cada uno de los temas está completamente asociada a la iluminación que utilizan sobre el escenario, con el fin de resaltar la evidente importancia que tiene en el desarrollo musical de la agrupación.
Octafonic en su formato tiene la ventaja de permitir individualidades en el proceso creativo y a la vez conseguir un sonido de masa al momento de interpretar los productos musicales finalizados. Es una banda inquieta, en constante movimiento y transformación, donde la música tenía autonomía en un comienzo y con el paso del tiempo y la inclusión de nuevos integrantes tomó una direccionalidad que definió un poco su compleja manera de hacer arte. Sin duda, una agrupación imperdible.