El músico mira de reojo a las bandas que lo siguen, mientras dice “así es como se hace”.
MARÍA MERIOMA
Tan rockero y tecnológico como nunca; atrayente y melodioso como siempre. McCartney mira de reojo a las bandas que lo tienen como influencia mientras parece decir “así es como se hace”.
Puede que New haya sido tan bien o mal recibido por la crítica como cualquier otro disco editado este año; lo cierto es que su valía radica en algo más que el hecho de que Paul McCartney sea uno de los Beatles que nos quedan.
El valor que tiene este álbum es que alegra a los clásicos seguidores de una de las voces del cuarteto de Liverpool y, a la vez, tiene la potencia, ritmo y sobre todo sentido necesarios para encantar a quienes buscan sonidos que suenen a “nuevo”. La genial voz de McCartney seduce con ritmos de pop rock, buenas guitarras y filtros electrónicos en su nueva entrega.
No importa cuán satisfechos o decepcionados nos haya dejado con los anteriores discos; New puede escucharse como la máxima expresión a la que han llegado todas las bandas inspiradas en The Beatles.
Y vale la pena porque no se repite en ninguna canción. Paul navega en todo lo que ofrece como músico y lo que la tecnología le da para crear hoy. Cada uno de los temas del disco es diferente y el común denominador de esta producción es la tecnología.
New es impecable, como era de esperarse. Sus composiciones, musical y poéticamente, firman que es un grande… y el sonido nos dice que si hace 40 años hubieran existido los recursos tecnológicos que tenemos hoy, The Beatles o Wings hubieran elaborado sonidos como los que se escuchan en 2013 con McCartney.
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