Un disco arriesgado y condescendiente a la vez.
LIDIA LEIVA
Como la banda australiana ya tenía publicados tres discos en vivo, era bastante predecible el lanzamiento de otro recopilatorio en directo, tras la edición de su excelente Push the Sky Away.
Esta sesión fue grabada por Bob Clearmountain –productor también de David Bowie, Bad Religion o Aimee Man, entre otros– el 18 de abril de 2013 en el festival de Coachella (California).
Compuesta por diez tracks que recogen viejos clásicos y cuatro sencillos de su último álbum, esta grabación se realizó en un club con luz tenue y enclaustrado en una atmósfera turbia. Así que Live from KCRW realza los sonidos más siniestros de sus anteriores trabajos, ligados a guitarras desgarradoras que se mezclan con la majestuosidad del teclado.
Cave recrea esa elegancia que le caracteriza, evocando la deriva y manteniendo su siniestra incongruencia. Abstracta lírica dentro de sus temas que sucumben a los más adheridos y conquista los corazones de los más románticos. Los sonidos pulcros son incuestionables dentro de este emocionante directo; una arriesgada apuesta, que no deja de ser condescendiente a la vez.
“Push the Sky Away” o “Mermaids” son dos de los ingredientes que equilibran el estilo arrebatador en el que se centra el disco, principalmente en “Higgs Boson Blues” y “Stranger than Kindness”.
“The Mercy Seat” hace reverencia a esa delicadeza de Cave. Y su “Jack The Ripper” cierra este trabajo con un estilo más frenético y ensordecedor, manifestando esa alteración entre instrumentos, voces y coros.
Nick Cave y sus Bad Seeds nos embarcan en una experiencia excéntrica con ilustres temas que calibran el multiestilismo trabajado a lo largo de su trayectoria. Los diversos cambios que albergan con el añadido del ambiente natural, son elementos que sin duda magnetizan al público.
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