ESTEBAN CISNEROS
Sus canciones son espléndidas y resplandecientes. Pero como su hijo protagonizó una de las historias más tristes de la música, tienen un encanto añadido.
Nick Drake es poesía acendrada, pura. Su música y sus palabras pueden perforar cualquier espíritu. Su vida está tan rodeada de fábula y rumor que parece la historia de un viejo libro en la vena de De Quincey o Shelley encontrado en el rincón de una arcaica biblioteca: las anécdotas principales ocurren en una casa de Tanworth-in-Arden y todo empieza con una canción y termina con una muerte wertheriana.
Pero ese era sólo un tomo de la historia; el tiempo y el huroneo, compañeros tan fieles como eficientes, terminaron descubriendo otros pedazos de la historia de la familia Drake que, de un modo u otro, explican por qué Five Leaves Left o Pink Moon son obras maestras de eufonía y humanidad.
Ya el documental A Skin Too Few: The Days of Nick Drake (2000) de Jeroen Berkvens daba alguna luz sobre el asunto: tanto la hermana, Gabrielle, como la madre de Nick, Molly, escribían poesía y hacían música. Lo que se alcanza a escuchar es sobrecogedor. En 2007 se recopilaron varias de estas canciones en un álbum, Family Tree (Island Records), que incluía algunos demos del cantautor.
Pero aún hay más: Squirrel Thing Records anuncia para marzo de este año el lanzamiento de una recopilación de las grabaciones caseras de Molly Drake (o re-lanzamiento, siendo ortodoxos: ya en 2011 Bryter Music había vendido el CD con idéntico tracklist) y se anuncia como una adquisición obligatoria. No es para menos. A pesar de ser canciones registradas durante los años cincuenta, cuando Nick era un crío y los equipos de grabación portátil no eran los más sofisticados, el disco suena impresionante (y el ingeniero de sonido amigo de la familia, John Wood, hizo un trabajo magnífico).
La sensibilidad agudísima del hijo está ya ahí en la madre, a la que sólo puedo imaginar sentada al piano en la sala, dejando el alma en cada nota: el tipo de belleza que está extinguiéndose en el mundo.
Molly Drake es poesía acendrada, pura: música y palabras que pueden perforar cualquier espíritu.
Aun si Molly Drake no fuese sino Molly Smith o Jones o Jeeves y tuviese un hijo Don Nadie, nos encontraríamos ante una serie de canciones espléndidas, resplandecientes. Pero como su hijo es el protagonista de una de las historias más tristes de la música, este disco tiene el encanto añadido de ser uno de los tomos que faltaban en esa novela byronesca.
Indispensable, musicómanos. Indispensable, gente con oídos y corazón.
Escucha el disco completo:
C/S.
* Gracias a Dante A. Saucedo por avisarnos del lanzamiento del disco. Saludos, menda.
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