Todo sobre sus reediciones en vinilo.
MAURICIO ESPARZA OTEO
Cuando se volvieron a poner de moda los vinilos, hace pocos años, la consigna de los músicos era editar sus discos en LP, sin importar mucho la calidad. Con el hecho de verlos en este formato ya era suficiente para saciar su espíritu hype e impactar a unos cuantos neo-melómanos.
Pero ahora no es suficiente con que se editen en acetato, así, sin ton ni son; ahora los involucrados deben preocuparse por conseguir una fabricación correcta. Se habla mucho del sonido “superior” del vinilo, aunque a decir verdad, muchos de ellos no cuentan con el control de calidad como para cumplir esa promesa. Yo he comprado vinilos nuevos, de artistas “top” internacionales, que de fábrica traen scratch e imperfecciones, y que no tienen el sonido ni la presentación que uno espera encontrar en un acetato.
El Instituto Mexicano del Sonido es un proyecto que he seguido desde sus inicios. Desde antes que existiera, Camilo Lara, su creador, me enviaba canciones por iChat para pedirme opinión, y me decía: “Sin piedad Micro, dime la neta”, y siempre le achacaba, según yo, que le faltaban bajos.
También diseñé, junto con Quique Rangel (Café Tacvba), las portadas de los dos primeros: Méjico Máxico (2006) y Piñata (2007), así que es un proyecto que conozco de pe a pa. Considero que es una propuesta interesante, “cyber-mambo-lounge-protesta-dance-electro-experimental-mex-post-nostalgia”; una sorprendente y divertida mezcla que nadie más hace y que, dicho sea de paso, se ha convertido en un suceso internacional.
Hace poco Camilo me llamó para decirme que quería editar sus cuatro álbumes en vinilo, pero que lo quería hacer bien y que los artes estuvieran bien adaptados. Así que hubo que recopilar todas las partes en una resolución correcta para imprimirse en vinilo, re trabajar las fotos originales y trazar de nuevo algunas cosas para volver a hacerlos prácticamente desde el principio.
Los vinilos se fabricaron en una compañía gabacha llamada Pirates Press, donde cuidan hasta el último detalle. Al entregar los archivos me mandaron unas formas que había que llenar con muchas opciones. Había algunas muy baratas, con papeles delgados, sonido de menor calidad, fundas interiores sin impresiones, etcétera. Pero para estos vinilos del IMS, Camilo me pidió que no escatimara, por lo que escogimos dos opciones de vinilos de colores: los transparentes para Méjico Máxico y Político, y los opacos, que utilizamos para Piñata y Soy Sauce.
Luego están las fundas interiores (innersleeve), que son impresas; los centros de disco (label), también diseñados para cada versión e impresos a colores, y la portada que seleccionamos de las llamadas gatefold, con fundas dobles. Todo con los mejores papeles, con buenos gramajes y cuerpo. Y al final un detalle, joterías de diseñador, que todo es con terminado mate.
Es gacho decirlo, pero allá imprimen mejor, los cortes los hacen como uno lo indica, el color final es el que tienen las pruebas, no cambian las tipografías… ¡vamos! el control de calidad en todos sentidos es impecable.
La verdad es que estos vinilos del IMS quedaron brutales, y a mí ese tipo de tonterías me hacen feliz.
Mauricio Esparza Oteo de Icaza es publicista, diseñador, creativo, escritor, ilustrador, DJ, melómano, pepenador de vinilos y anexas.
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