RÁBANO
Un viaje por la libre frente a los campos, las nubes y el reflejo de la luz por el retrovisor.
La ultima vez que vi a Lorena y Beto fue en Guadalajara. Pero cuando llego a “Music For Dozens”, la mitad de este disco, puedo asegurar que el dúo mexicano ha visto mucho desierto y carretera desde entonces.
Su tercer largo para el sello de Chicago Captcha, está repleto de arena, luz y velocidad. Como un viaje por la libre, el grupo ha tenido a bien retratar los amplios campos abiertos de lugares olvidados por el hombre, las nubes que corren más rápido que el auto (por más que se intente lo contrario) y el reflejo de la luz por el retrovisor.
En retrospectiva, su disco pasado, Corruptible Faces, bien pudo dar pista de ello, aunque existe una gran diferencia en actitud y, principalmente en sonido. Quizás el romanticismo que empapó el título mencionado se ha secado, pero el calor de carretera no les ha quitado la cadencia que han refinado a través de sus mejores momentos.
El primer punto a notar es lo bien que suena Chambers desde el inicio, con el bajo abrasivo y brilloso de “What’s Holding You?”. El álbum resulta una delicia sonora mucho más trabajada y potente que los dos pasados, donde las baterías son tan claras y toman un segundo plano muy particular, en tanto que el feedback y las guitarras recurren a las texturas que el grupo bien podría pasar como propias si lograran patentar esa mezcla fortuita de showgaze, psicodelia y rock del desierto.
La voz de Lorena suena más brillante que nunca (esa cruz que cargan en vivo) y llega a lugares sugerentes junto con todo lo que sucede a su alrededor, haciendo que cuando termina el disco sea difícil decidir si la culpa es de la producción o si la confianza del grupo ha hecho una mancuerna correcta con su trabajo. Esa confianza que hasta ahora pareciera sobresaltar la carga literaria del grupo.
En Chambers –donde hasta el titulo podría ser una alegoría al aislamiento– se escucha la voz de Lorena pronunciando palabras con un halo muy denso de humo. Esta grabación quizás encamine aún mas la carrera de LMTO, aunque es sospechoso que a estas alturas se les note menos la capacidad de sobrellevar sus limitaciones.
Si algo me emociona de la música actualmente, es ese pensamiento abstracto que envuelve proceso y resultado. Parece que en vez de tratar de cortar mantequilla con un cuchillo caliente, quisieran cortar metal con una hoja de papel, y algo que Lorelle Meets The Obsolete hace en Chambers es alimentar una muy lenta revolución que quiere ser todo, menos condescendiente.
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[…] Y así fue como subieron al escenario los tapatíos de Lorelle Meets The Obsolete. […]