Un disco lleno de canciones con alma, honestas, que se sienten de verdad.
ESTEBAN CISNEROS
Lee Fields ha sacado su tercer disco con los Expressions. Un disco que lleva el nombre de su difunta madre. Un disco que es relevante hoy porque está lleno de canciones con alma, honestas, que se sienten de verdad.
No puedo pedir más a un disco.
Debo decir que soy muy parcial con Lee Fields. Estoy siempre predispuesto positivamente con él. Tal vez me equivoque. Pero es que él se lo ha ganado. Un tipo que ha hecho carrera haciendo su música sin concesiones, lo merece. Siempre.
Y no caeré en el lugar común de decir “de esos hay pocos.” Porque de esos hay muchos. Sólo que no hacen concesiones. Y por eso, el mainstream, que siempre impone sus condiciones creyéndose total, los hace a un lado. Los escupe. Y nos condena a todos, no sólo a ellos. Algunos intrépidos, afortunados, luchadores, no sé, logran hacer un David frente al Goliat. Y a esos hay que celebrarlos cada vez. Cada vez, dije.
Y aunque no fuese así, Emma Jean es un álbum gigante, lleno de imponentes mid-tempos en clave de soul sureño y de gran funk que recuerda a aquel Stax de inicios de los setenta. Es la música que me gusta. Es la música con la que crecí –y aquí estoy hablando de crecer en cuanto a ser mejor persona, a querer más la vida y no sólo pasar por una etapa. Es la música que voy a escuchar hasta que me muera. Y estoy feliz al saber que no tengo que depender siempre de los viejos elepés que he ido acumulando con el tiempo y que he memorizado como pupilo aplicado, repitiendo una y otra vez hasta que los vecinos quedan con jaqueca; estoy feliz porque el soul sigue vivo y sano y sus exponentes del XXI mantienen la idea original y la mejoran.
Porque, que quede claro, el soul nunca ha dejado de ser relevante. Pregúntenles a los búhos anfetamínicos de Wigan o a todos los fanáticos nerviosos de ojos como platos (como discos de 12”) que alrededor del mundo siguen, hoy, organizando noches de soul, ya sea regadas de cerveza o llenas de acróbatas que hacen cabriolas en un suelo espolvoreado de talco. A una música que se llama soul hay que hacerle honor. Si no, ni invocar su nombre. Lee Fields lo sabe. Por eso hace lo que hace.
Por si fuese poco, Emma Jean de Lee Fields sirve para llevarlo a todo volumen en el auto (con dos o tres panas ya con mucha cerveza oscura corriendo por sus venas y el codo bien mostrado por la ventanilla a lo papá de Pete y Pete) y para organizar fiestas en casa. Lo comprobé todo eso este fin de semana. Desde que me hice de él, lo he escuchado unas doce veces completo y no temo equivocarme al decir que acompañará en el futuro a algunos de mis recuerdos más felices de esta época.
De eso debe tratarse la música. De eso se trata Emma Jean de Lee Fields. Y los Expressions, claro.
C/S.
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