MARÍA MERIOMA • A diez años de su fundación, la banda lanzó su séptimo disco, mismo que los traerá por primera vez a México en noviembre.
La agrupación madrileña actualmente conformada por Manuel Cabezalí, Javier Couceiro e Ignacio Celma comenzó en 2002 bajo el nombre de Havalina Blu. A lo largo de más de una década se quitó el “Blu” y ha tenido varios cambios de integrantes; tal vez por eso no pierde frescura en su sonido, sin dejar de ganar experiencia.
Rock sin fecha de caducidad que ve pasar modas y fórmulas, hecho con sonidos francos y limpios que tanto en directo como en sus grabaciones en estudio tiene mucho de improvisación, porque un grupo con su trayectoria es capaz de lograr que lo espontáneo encaje como si no lo fuera.
A esto se suman letras que pasan por la amargura y la sensualidad y aunque últimamente traen un poco más de esperanza, sus riffs siempre llegan a otros sentidos más allá del oído… sin avisar.
Eso es Havalina, con hache en español (muda); idioma en el que dicen haberse encontrado a sí mismos y en el que componen desde Junio (2008), su cuarta producción.
FOTO: Alberto Van Stokkum / Facebook de Havalina.
Una de sus influencias musicales en nuestro idioma es Gustavo Cerati. Escuchándolos vienen a la mente momentos de su carrera, tanto en solitario como con Soda Stereo, aunque también recuerdan al sonido de otros argentinos: Cabezones, hoy día especialmente al del álbum Jardín de Extremidad. Rebuscando influencias en inglés a lo largo de su discografía pueden hallarse guiños a Pavement o My Bloody Valentine.
Después de una breve pero gran celebración de su décimo aniversario (con recopilaciones y una gira con amigos); el año pasado lanzaron su séptimo trabajo en estudio, H (Origami Records) que ha sido reconocido en España como el mejor álbum de rock en los premios de la música independiente 2013.
“Norte”
“Viaje al Sol”
El disco H aterrizó en México oficialmente el 24 de junio y Havalina tiene planes de vista para noviembre. Su paso por este país incluirá una pequeña gira al lado de URSS Bajo El Árbol y Candy, con escalas en las instalaciones del Metro San Lázaro y alguna que otra sesión para internet.
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