JUAN DE LA SERNA • El resultado de la metrópolis y las colaboraciones.
Debo decir que antes de escuchar este disco tenía pocas expectativas, ya que para mí la banda ya entregó su mejor material con anterioridad. Porque seamos sinceros: nadie espera que hagan otro disco como The Colour and the Shape. Sin embargo, al darle algunas vueltas me encontré con un disco muy entretenido que obviamente suena a Foo Fighters, es decir: a la parte que saben hacer bien, sin tantas pretensiones o intentos de “experimentos” como en otros discos.
Quizá lo más novedoso de este disco es su concepto de haber grabado cada canción en un lugar distinto y con un invitado especial. La tesis del disco nos hace cuestionar: ¿qué tanto varía una canción cuando es grabada en una ciudad diferente? Y la respuesta es: mucho. Aunque solo hayan sido ciudades de Estados Unidos, estas mismas tienen cierto sentido con respecto a la ciudad y queda muy claro que no fueron grabadas en el mismo sitio.
Los invitados en cada canción son muy variados, entre ellos: Rick Nielsen, (de Cheap Trick, esa infravaloradísima banda de culto) en la canción “Something for Nothing”, con un riff y solo de guitarra más cerca del metal que del pop que regularmente hace la banda. Otros invitados interesantes son Pete Stahl y Skeeter Thompson, quiénes pertenecían a Scream, una banda de hardcore donde Dave Grohl experimentó con este género. Y aunque la canción “The Feast and the Famine” no se acerca ni medianamente al hardcore, es un track sobresaliente dentro del disco por el buen coro y las poderosas guitarra que lo componen.
También es interesante ver a invitados de la talla de Joe Walsh, o Tony Visconti colaborando en canciones y dando un sutil toque a las mismas. De alguna manera y por la selección de los invitados, este disco de Foo Fighters recuerda un poco al experimento del propio Dave Grohl llamado Probot, pues el enfoque es el mismo: hacer música que la banda (o mejor dicho su vocalista) considere interesante, que admiran o que simplemente son amigos. De hecho, en los últimos años Grohl se ha esforzado colaborando con muchísimas personas, como se puede ver en el documental Sound City: Reel to Real.
Así que hoy en día nos encontramos con una banda que ya está despreocupada por hacer hits, por darse a conocer o por cualquier otra absurda razón de las que mueven a otros grupos; y esta condición les da la oportunidad de hacer lo que quieran y fracasar sin repercusiones. Aunque la banda no recorre caminos completamente nuevos, en lo personal me gusta que se dediquen hacer lo que mejor saben hacer, en lugar de intentar cosas fuera de su género (caso concreto: el lamentable cover a “Down in the Park”, original de Gary Numan).
A través de cada disco, Foo Fighters ha tenido cierto éxito comercial sin sacrificar significativamente el espíritu inicial de la banda; ese rock pop de guitarras que tiene ya un público muy específico y que tiene la virtud de ser un punto de encuentro entre diferentes gustos musicales.
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