DANNA CAMPOS
Mientras el mundo reflexiona sobre su crisis migratoria, Simon Green, mejor conocido en el mundo de la música como Bonobo, regresa con su sexto álbum, Migration, para meditar sobre las migraciones internas por las que puede atravesar una persona sin tener salir de su propio cuerpo.
El músico y productor del Reino Unido ya se había probado como uno de los mayores exponentes del downtempo. Y su hazaña consistió en ser líder de su escena, tanto en el underground, con producciones como Animal Magic (Tru Thoughts, 2000) y Black Sands (Ninja Tune, 2010), como en el mainstream con The North Borders (2013).
Ahora, con Migration, Bonobo demuestra que puede fusionar lo mejor de sus dos facetas en un LP y además reunir una década entera de las tendencias instrumentales y electrónicas que han moldeado al género.
Esto, bajo la influencia que este álbum tiene de productores de escuelas aparentemente divergentes como las de Amon Tobin, Ólafur Arnalds y Four Tet, último músico que había ya recorrido unos cuantos pasos de este camino de fusión y sofisticación por el que ahora Bonobo atraviesa.
El comienzo de Migration es ejecutado con su canción homónima, al hacer una apertura que recuerda a la escuela instrumental del norte de Europa, de Nils Frahm y Arnalds.
Al adentrarse en este disco se descubre que uno de los puntos más peculiares de este álbum es cómo Bonobo logra hacer que sea tan versátil para tener tracks que son dignos de ser tocados en los lugares más aislados del mundo.
Pero a la vez, tiene canciones tan afables que bien podrían ser parte de la radio comercial y que pueden (o no) hacer historia. Y lo logra a la perfección con “No Reason” con Nick Murphy (Chet Faker) –lo menos interesante del álbum– y “Break Apart”, track en el que Green hace una colaboración con Rhye, uno de los cantantes más interesantes por caracterizarse en tener una voz andrógina.
Pero el disco cambia conforme avanza, pues “Outlier” muestra la otra faceta de Bonobo: Hasta cierto punto psicodélica y tan propicia para dar paso a los puntos más fuertes de Migration en donde de pronto se ven las incesantes influencias de Amon Tobin y de los primeros materiales de Bonobo, cuando solo era conocido en la escena subterránea del downtempo.
Otro de los momentos más interesantes por los que atraviesa este disco se da con “Bambro Koyo Ganda”, en colaboración con Innov Gnawa, un grupo de Marruecos de música gnawa que aporta el toque tribal y esa alma que tanto caracteriza al mundo underground en el que Bonobo se formó.
Tras 16 años de carrera, parece que el largo camino de Bonobo está, sino en el fin de su proceso migratorio como realeza del downtempo, en la cumbre de su carrera y en el punto más puro, genuino y fino de su música.
Hoy da la impresión de que Simon Green encontró la manera perfecta de emigrar al alias de la persona que lo ha hecho un productor de renombre.
Destacan: “Break Apart”, “Outlier”, “Bambro Koyo Ganda” y “7th Sevens”.