ESTEBAN CISNEROS • Ya no es ese viejo B&S, pero, ¿por qué tendría que serlo?
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Bailar. ¿Por qué está tan mal visto bailar? ¿En qué momento esa idea rock/jipi de solo contemplar se volvió tan popular? ¿Qué no parte esencial de este estilo de vida que hemos elegido los chicos y las chicas de los discos es, precisamente, bailar? ¿O al menos la posibilidad de moverse, el privilegio de hacerlo porque hay que honrar al Ritmo? ¿Dónde quedó esa urgencia?
Hay que bailar. Aunque se tengan dos patas izquierdas. De palo. Astilladas. Medio comidas por termitas. Como yo, el bailarín menos agraciado del mundo. En serio: bailo y la gente se preocupa, porque creen que me da un ataque de algo raro. No, tranquilos, es culpa de la música. No lo puedo evitar. ¿Por qué no se unen?
¿Bailar es para niñas? Que lo sea. Igual lo hago. Y me gustan los grupos que un día dicen “hagamos música para bailar” y, además, la hacen. ¿Que se venden, que se vuelven pop? Que lo hagan. Quédense con su seriedad, con su ceño fruncido y su rasquiña de barbilla. Es música, mendas. No es una jodida conferencia magistral.
“Belle and Sebastian ha hecho un disco con canciones para bailar”. Esto no debería ser noticia. “Belle and Sebastian ha lanzado un nuevo disco”. Eso, así sí. Se llama Girls in Peacetime Want to Dance y me gusta. El disco, claro, pero el título también. Es una declaración de intenciones, para los obtusos. Lo único que me hace ruido en mi pesimismo heredado es, ¿realmente estamos en peacetime?
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A veces extraño a los viejos Belle and Sebastian, con los dos Stuart y con Isobel. Si recapitulo el pasmo que me causaron aquellos primeros discos en una edad impresionable, todavía me emociono y me aturdo. Sinister entra con facilidad en el club de mis discos más queridos (debo admitir que es una peña convenientemente amplia), lo mismo que Tigermilk, You Walk Like a Peasant y el LP del chico con un arillo en el bálano. Pero también tengo en alto aprecio a los B&S del nuevo milenio, que comenzó con “Jonathan David”, una de mis favoritas. No está mal el soundtrack a Storytelling (peli que nunca me gustó tanto) y tanto Catastrophe Waitress como The Life Pursuit nos acompañaron a mí y a mis panas en fases críticas pero fulgurantes, así que ahí están, en su lugar privilegiado del estante.
Si menciono Write About Love ya abarqué todos sus LP’s y lo haré porque les vi en vivo apenas por primera vez durante la promoción de ese disco, además de que tiene un par de hits inverosímiles. Así que aunque soy un ancianito ideoso e insisto en que el B&S que más quiero es aquel viejo B&S, he seguido al grupo con el recogimiento de un fiel; ha sido un peregrinar no exento de decepciones y cabreos, pero así es la música pop: de humanos para humanos. Hay quien, durante el trayecto, les ha abandonado. Total, no es tu equipo de futbol ni una novia amada, es solo un grupo pop. Y, como tal, tienen el derecho de hacer su música como mejor les parezca y nosotros, como escuchas, de tomarla o dejarla.
Se habló en cantidad de “The Party Line”, el primer single del noveno LP de los de Glasgow, que fue lanzado en octubre. El desconcierto fue considerable, para bien y mal. A mí me gustó desde el inicio. De hecho, me habría gustado aún si no fuese una canción de B&S. O ese fue mi razonamiento ante los argumentos de “han cambiado mucho” y “están tomando una nueva dirección”.
Pero era una gran falacia, porque es una canción de B&S y nadie más pudo haberla firmado. ¡Si suena a B&S! ¿O solo porque hay un beat bailable ya no cuenta? Incluso la (en apariencia) improbable “Enter Sylvia Plath”, con toda su parafernalia disco-cutre, suena a Stuart, Steve y los chicos.
Girls in Peacetime es puro Belle and Sebastian. Sí, ya no es ese viejo B&S, pero, ¿por qué tendría que serlo? Es 2015. Estos son los B&S de 2015 y está bien.
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La European Broadcasting Union nació en 1950, con la intención de proveer entretenimiento ligero, pero de calidad, a una Europa que apenas se levantaba de un conflicto bélico pavoroso. Establecieron, claro, su sede en Suiza, el país de la (ficticia pero a veces bien simulada) imparcialidad. Contando con una infraestructura importante, su evidente paso siguiente era el establecimiento de una institución cultural que abarcase a todo el continente; la idea de Marcel Bezençon, presidente de la EBU, fue organizar un concurso de música con un representante por país. No era un planteamiento original (el Festival de Sanremo en Italia tenía ya sus buenos años) pero sí efectivo: en 1956 se transmitió por televisión de microondas la primera edición del concurso Eurovisión, contando con siete países.
Durante los siguientes años, Eurovisión se estableció como una sana tradición de entretenimiento con algunas propuestas interesantes. Entre algunos de los ganadores del concurso en aquella primera etapa están Isabelle Aubret, Gigliola Cinquetti, France Gall (con una canción de Gainsbourg), Sandie Shaw, Lulu, Dana, ABBA y Brotherhood of Man. Fueron los tiempos dorados de un escaparate pop que, si bien siempre ha pecado de melifluo y huero, también regaló al orbe un puñado de grandes canciones. De eso se trataba.
El festival ha cambiado, como el mundo. Pero sigue siendo una institución y el evento no deportivo con más televidentes en el viejo continente. Stuart Murdoch asegura que, para este disco de B&S, se inspiraron en aquella era refulgente de Eurovisión. Se nota en algunos pasajes, aunque por fortuna toman otros derroteros. Tanto que en momentos hay una suma afortunada de B&S con Giorgio Moroder, con el Peter Gabriel más pop o con el “Those Were The Days” versión Mary Hopkin. Funciona. Es lo de hoy: mirar atrás para ver qué puede sacarse para afrontar el futuro. Capaz que, en el camino, se inventa algo nuevo. Capaz.
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A pesar de que el pop apela a lo inmediato, los discos se hacen con el tiempo. No sé cómo veamos Girls in Peacetime en el futuro. No sé si será uno de los grandes discos de B&S o un experimento que se salió de guion. Tampoco está claro si el grupo seguirá haciendo discos así. Quién sabe. Pero la primera prueba, la de poner a bailar hoy a los que recordarán mañana, ya la pasó. Y eso ya es una victoria. Pequeña tal vez, pero victoria al fin.
Belle and Sebastian regresan a la capital mexicana este 26 de agosto. Aquí toda la información del evento.
C/S.
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[…] plano y con una elocuencia extraordinaria; sigue la tradición de BMX Bandits, Teenage Fanclub y Belle and Sebastian de ser los raros pero estar orgulloso de eso, tomarlo como bandera y hacer su propia y muy pública […]