ESTEBAN CISNEROS
Love You, de The Beach Boys, no es un disco de su tiempo.
En el canon pop, 1977 es un número al que es seguro apostar. Es un fetiche. Es sinónimo de decadencia y de insurrección. Se ve bien en chapitas y pintarrajeado en las playeras y los lomos chaqueta de cuero del petimetre de turno. Es una combinación de cifras que genera nostalgia y suspiros y que hace que los corazones se aloquen y los puños se cierren, así como así, y apunten al cielo o a la mandíbula de algún bergante. Uno, nueve, siete, siete.
Y cómo no va a ser un año totémico, si en el ‘77 salió el Love You, de los Beach Boys.
No, en serio.
Sí, ya me sé el argumento: que los Sex Pistols y The Clash (y su “no Elvis, no Beatles y no Rolling Stones”) y Wire y Richard Hell y los Voidoids, el no future y esos raros peinados nuevos, el Studio 54, la muerte de Marc Bolan como estafeta para la Próxima Cosa Grande. Y del otro lado, los Fleetwood Mac que se molían a golpes pero en la radio no dejaba de sonar Rumours y ese adefesio llamado (ugh) Hotel California de los (ugh) Eagles. Todo insania o revolución: en las ondas hertzianas la exageración y el melodrama; en las calles, se forjaba el meteorito sónico que acabaría con los dinosaurios. ¡Y qué mayor dinosaurio que Brian Wilson!
Ajá.
Love You es una anomalía en una época furiosa. Pero Brian Wilson ya había vivido todo eso, su cerebro estaba frito antes de que eso fuese mainstream y estaba recuperándose para regresar a la vida normal. Y para él la vida normal era componer obras maestras de tres minutos. Su disco del ‘77 así lo comprueba. Prácticamente un trabajo solista que terminaron de redondear los restantes Beach Boys (a quienes el “boys” ya comenzaba a quedarles holgado).
Love You es un retrato íntimo y sincero de un héroe a punto de resurgir. Pero no para dominar al mundo, sino para estar bien consigo. El álbum es sencillo (dentro del impresionante rango Wilson, que quede claro) y sereno. Brillan los sintetizadores y la voz de Brian que, en ocasiones, parece a punto de romperse.
Love You es una maldita belleza.
Sí, ya me sé el argumento: que el punk y que la música disco y su influencia en la música de hoy. Ajá. Justamente, entre músicos anda el juego. Pregunten, por ejemplo, a Alex Chilton, a Peter Buck o a Duglas T. Stewart (de los BMX Bandits, el grupo al que Cobain siempre quiso pertenecer), al agudísimo Lester Bangs o a Patti Smith qué piensan acerca de todo esto. Se decantaron siempre, en secreto y en voz alta, por Love You; por su magra honestidad, sus melodías sin edad y el genio que irradiaba cada nota. Stevie Jackson (de Belle and Sebastian) hizo una magnífica versión a “Good Time”, una de sus canciones favoritas de todos los tiempos… y nuestra también. Qué más.
1977 tiene un argumento más para seguir su carrera de número fetiche del pop: Fue el año en que Brian Wilson escribió su obra maestra secreta y personal. Qué mayor hito que ese.
C/S.