RENÉ ROQUET
¿Realmente es un disco menor?
¿Realmente es un disco menor o su pecado fue la posición que ocupó dentro de la discografía de Bowie?
David Bowie es uno de esos músicos que, si te gusta el rock, tarde o temprano aparece en tu vida. Lejos de ser un one-hit wonder, el hombre colocó varios sencillos a lo largo de cinco décadas y ocupó un puesto permanente en los tabloides del espectáculo.
Bowie es uno de esos artistas que hicieron de sí mismos un objeto de arte, que se confeccionaron una imagen donde resulta difícil separar a la persona del personaje y al hombre de la figura pública.
Dentro de su carrera, los setentas fue la década donde se sembraron la mayoría de sus éxitos y cuando se reflejó con mayor fuerza su poder de transformación. Aunque en 1969 llamó la atención con su música, fue hasta el ‘72, con The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, que alcanzó las estrellas. En este álbum dejó atrás el sonido de la llamada invasión inglesa y dio paso a una forma novedosa, donde el arte escénico y el rock se amalgamaron en un concepto explosivo. A la fecha, The Rise… sigue siendo un disco emblemático, una obra a la que se le rinde culto. El problema para cualquier artista es qué hacer después, ¿cómo reinventarse?
Entre 1972 y 1973, Bowie hizo su gira por Estados Unidos, trabajó con varios músicos que estaban marcando las tendencias de la década y preparaba su siguiente material, Aladdin Sane. Cuando el disco salió, la opinión de los expertos se dividió: unos lo criticaron, lo calificaron como secuela de The Rise…, pero otros vieron una faceta distinta del camaleón. Ahora que el disco cumple 40 años resulta buen momento para preguntarnos qué pasa con los hermanos menores, con aquellos álbumes que salen justo después de la obra maestra. ¿Realmente Aladdin Sane es intrascendente o su pecado fue la posición que ocupó dentro de la discografía de Bowie?
A diferencia de discos como el Final Cut de Pink Floyd, Aladdin Sane no es una secuela. Cuando Bowie lo calificó como “una especie de Ziggy Stardust americano”, en realidad estaba siendo parcialmente sincero, ya que éste no era redondo como el Rise… Carece de una intención por mantener la historia y el estilo en un concepto musical unificador. Las similitudes, a mi entender, se explican porque ambos tienen al mismo compositor y a casi todos los intérpretes, en un tiempo creacional relativamente corto. Sin embargo, Rise… cuenta con una estética clara, donde el piano y la guitarra acústica marcan una constante.
Aladdin Sane es ecléctico y se valió de la guitarra eléctrica, la batería y el saxofón para generar un sonido fuerte, áspero, como el rock duro de la época, sin marcar un discurso conceptual. El lado pesado de Bowie aparece en pocos discos, por lo que éste se encuentra más cerca a The Man Who Sold the World, que a su predecesor.
Una de las grandes virtudes de Aladdin Sane fue su aportación de grandes rolas a la lista de clásicos: “The Jean Genie”, “The Prettiest Star”, “Drive In Saturday” y la canción homónima que le da título al álbum y que fusiona de manera magistral el free jazz con el rock: “Aladdin Sane”.
Quizá de manera global sea difícil destronar a The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, pero es imposible olvidar que en Aladdin Sane, de once canciones, cuatro son excelentes y el resto son más que buenas. Si aún no están del todo convencidos, los invito a darle otra oportunidad: