Nacho Vegas transita de la canción sobre la conciencia hacia el meollo del asunto.
DAVID MELÉNDEZ
1. La tolerancia hacia Nacho Vegas ha disminuido con el paso de sus discos. Ahora es más fácil odiarlo; incluso, acomodarle en cualquier paredón y fusilarlo.
2. Por otro lado, su estatus de leyenda le permite hacer lo que le pegue en gana y gusto. Total, a nadie le rendirá cuentas porque sus canciones poseen fondo, forma y hasta ganchos de emergencia para aferrarse de donde sea, en caso de que alguna melodía termine endeble y lista para almacenarse en el lado B del olvido.
3. Dicho de otro modo, sus canciones malas sobreviven (aún en las peores condiciones) y las buenas se veneran sobre púlpitos elevados a proporciones celestiales.
4. El problema, mayoritariamente, es que Vegas se ha enfundado “de más” en su imagen de cantautor. Aquellos que vitorearon con ahínco sus dos primeras placas, Actos Inexplicables (2001) y Cajas de Música Difíciles de Parar (2003), lanzan ahora el vituperio público necesario para renegar de su otrora músico preferido.
5. Ahora que Vegas muestra en Resituación su lado político y mantiene su perfil de cantautor, las voces de protesta se le fueron a la vena cava.
6. “Hay que ser absolutamente modernos”, escribió Rimbaud mucho antes de que cualquier atisbo de modernidad existiera en el mundo. Pero hoy en día que podemos ser modernos hasta el tuétano, la figura del cantautor maldito es casposa y chocante.
7. La pregunta capital no es ¿hacia dónde va Nacho Vegas? sino ¿qué demonios le pasa? Muchos quisieran verle detrás de un sintetizador, intentarle a una caja de ritmos, o pirarse hacia el existencialismo cósmico. Pero Nacho insiste en hablar sobre el M-15 o del timo de la Transición en España y, ejem, editar Resituación.
8. Mas seamos sinceros: muchos de los grupos actuales traen bien atornillado el componente social en algún punto de su catálogo. Y eso no afecta el rendimiento de sus fanáticos. Pero desde que renegó de Mantaray, a Nacho le llovieron los odios de frente y por la espalda.
9. ¿Quién en su sano juicio tira por la borda al indie y se va a sentar al sofá camelback de color apagado para interpretar canciones de autor sobradas de malditismo?
10. Suponemos que está acostumbrado, porque en lugar de explotar como volcán, se mantiene flotante sobre su mar de tranquilidad absoluta. Siempre tiene no la palabra sabia, sino la justa. O, en el peor de los casos, la que se ajusta a su realidad.
11. Entonces, Resituación no es un álbum de tortura, ni muestra el lado decadente de la decepción amorosa, así como tampoco la maldición se posa sobre los hombros para oscurecer al espíritu humano.
12. Resituación es el debut de Nacho Vegas como músico político, dejando atrás la canción que se envolvía interminablemente sobre la conciencia, para sencillamente transitar hacia el meollo del asunto.
13. Vamos, ir al grano, tal cual, y para que Nacho vaya al susodicho grano, se necesita ser optimista y realista. Atrás quedaron las canciones de los excesos (drogas, alcohol) y las que se estiraban hasta el infinito.
14. Y retomando lo anterior, el espacio es infinito, pero no las relaciones sociales (esas que suceden en casa, en el cuarto, por la calle o en el trabajo). Por ende, siempre competen a un grupo de personas o, en su defecto, a una sola. Aquí es donde precisamente Vegas centra Resituación: en la canción económica, apacible, pero con la dosis necesaria de socarronería, donde la relación social —incluso de tipo amorosa— se confronta y exhibe.
15. Nacho lo sabe: infinidad de sus fanáticos se acaban de lanzar por la borda. Pero eso es “resituación”; aprender sobre lo ya aprendido, cambiarle la mirada a las cosas cotidianas, hacer de lado al individuo y anhelar en pos del bien común, y dejar que se vayan los que alguna vez decidieron quedarse.
16. Así que Resituación muestra a Vegas en estado lúdico, arrancando con un corte instrumental (“Indefensos”) como de western melancólico para que el telón suba y deje a sus canciones-actores principales en escena.
17. Ahí están “Polvorado” con el Coro de Ladinamo y el Patio Maravillas, que le brinda potencia alt-country, con parte coral de añoranza social incluida (“nos quieren en soledad, nos tendrán en común”); o “Runrún” con la guitarra cíclica folk y justa de Javier Mas, uno de los acompañantes musicales de Leonard Cohen. Ambas gustosas, juguetonas.
18. Aunque este nuevo Nacho Vegas puede caer en melodías infantiloides (“Libertariana Song”) o hacer suyo el corito pop como de adolescente en feria (“Un Día Usted Morirá”), también sublima su creatividad bajo una fuerza armónica (“’Luz de Agosto en Gijón”) detallista y compacta, para firmar un country folk de nostalgia hacia su ciudad de origen.
19. En el fondo, Nacho es el mismo; solamente recortó su proceder para hacer canciones, les inyectó compromiso social y ahora menos más que nunca busca la conciencia en detrimento de la lista de popularidad.
20. Para finalizar, todos tenemos algo de músico, político y loco; Nacho también. Sopórtenlo o cuélguenlo poco a poco dependiendo de sus convicciones. Vegas sólo tiene prendido o apagado para su música, así lo ha establecido y Resituación incluso complica la situación: aquí el switch hacia el gusto por el autor de “El Ángel Simón” se mantiene en “apagado”… Eso sí, todo switch cambia con el tiempo, máxime cuando se trata del switch de los gustos personales.
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